13 de Mayo de 2007, Domingo
Ha sido un buen fin de semana, tocamos en el parque, tuve clases tranquilas en la academia y, aunque no tenía ganas, conocí al grupo de teatro de Estef. Sería aún mejor si mañana no iniciara el segundo bimestre, pero no hay que ser tan avaricioso. Ya tengo mi uniforme listo, mis tareas completas y buen ánimo para iniciar. Como me hubiera gustado escribir esto en el pasado cuando cursábamos los grados pasados, no cuando ya es mi último año escolar. En serio, es una gran sensación de libertad que tengo en este momento. Si estoy leyendo esto en el futuro, recuerda siempre hacer todo con dos o tres días de anticipación. Si tienes que leer, lee; si tienes que investigar, busca los libros que necesites; si tiene un examen, repasa con esos días de anticipación. Sentirás que el tiempo el más extenso de lo que uno mismo se imagina. En fin, listo, ya cumplí con dejarme un mensaje por si leo esto en la universidad o más al futuro.
Ahora sí, inicio con el viernes en la tarde. Akira, Crístofer, Fernando y Nicolás estaban de acuerdo conmigo, por lo menos Akira, Fernando y un tímido Nicolás, de que debíamos ir al parque a tocar. Después casi una hora de estar sentados en la sala tomando aire y ganando el valor suficiente, planeamos cómo llevar todas las cosas, pues el principal problema era la batería de Fernando. Claro no mencioné esto, pero él estaba tan emocionado con practicar en mi casa, que cada vez que venía a practicar, traía una parte su instrumento y lo dejaba en mi casa. Mis papás no tenían problemas, así que se fue armando progresivamente. Ese sentido, cuando vimos la batería, Akira le sugirió que tomara un platillo y un tambor, pero Fernando se rehusó, quería pensar en una forma de llevar todo. Al punto que no pidió que cada uno le ayudáramos con una parte. Sin embargo, no queríamos cargar varias cosas, puesto que tratamos de que fuera una salida ligera: dos guitarras acústicas, un bajo, un fólder con las canciones y el amplificador portátil. A lo mucho, creo que todos pensamos las mismas piezas como Akira. Estuvo molesto un momento, pero recordé que mis abuelos tenían un carro carretilla algo grande de sus épocas cuando comerciaban a mayoristas y le comenté.
Se le iluminó la cara y me pidió que le mostrara. Nos fuimos a cochera, cuando la vio la carretilla, se subió, dio unos saltos, volvió a medir como si tuviera las partes en sus manos y muy contento nos dijo que era perfecto. Trajimos las piezas y lo armó a su gusto. Cuando todos se sintieron listos, abrí la puerta de la cochera trasera y partimos al parque. Iba adelante con Akira. Seguido iba Fernando estaba contento empujando con mucho cuidado, verificando cualquier desperfecto de la vereda. A su lado estaba Nicolás por si alguna parte se caía, aunque se veía bastante seguro. Atrás de todos estaba Crístofer nervioso leyendo las letras y recordando las entonaciones. A medio camino Nicolás preguntó: "Oigan, Luchín, Kiara, ya sé que ustedes conocen el parque y todo eso, pero... ¿Qué tanta gente pasa por ahí?" - Se notaba que había hecho la pregunta para calmar a Crístofer. Pero la idea era perder ese miedo, así que, aunque fuera mentira, les dije a todos que por ahí casi no pasaba gente. Se notaba que se relajaron y comenzaron con las bromas. Al llegar a un lado del parque, todo estaba tranquilo, solo estaban una mamá con su hijo, una pareja de supongo universitarios y el heladero con su carrito. Se relajaron más y, por sus expresiones, se parecían más confiados.
Una vez ubicados, Fernando con su batería por detrás; Crístofer al medio sin micrófono; a la izquierda, y a mi lado, estaba Akira con su bajo; y, finalmente, Nicolás al otro lado su guitarra acústica igual que yo. Fue un inicio curioso, dado que todos estábamos tímidos. Tocamos nuestra primera canción y, al terminarla, notamos que la pareja nos estaba viendo desde lejos con curiosidad. Un poco más confiados fuimos por la siguiente con un poco más de volumen, no tan bien como con la primera canción, pero de igual manera los pocos espectadores del parque tenían sus ojos clavados sobre nosotros y una sonrisa marcada en los labios. Iniciamos la tercera canción y, a la mitad de esta, diferentes personas nos miraban desde las ventanas de los edificios. Por suerte no estaban incómodos. Cerca determinar la canción, muchas personas mayores y menores que nosotros, se comenzaron a crear una media luna alrededor de nosotros. Terminamos y todos aplaudieron. Un niño pequeño dijo que quería otra y de todas maneras teníamos dos canciones más. Mientras tocábamos la cuarta, a media canción, una pareja de señores muy mayores nos iban a dar dieron en el estuche de la guitarra; sin embargo, Crístofer, mientras cantaba, les hizo señas de que no era necesario e incluso les agradeció. El señor le sonrió e igual dejó unas monedas. Esto último hizo que algunas personas más hicieran lo mismo y Nicolás nos miraba con una gran sonrisa avergonzada.
Fue una bonita lluvia de aplausos, un buen vitoreo. Se notaba que todos estaban más confiados al punto que Crístofer le habló al público: "Muchas gracias a todos, gracias por el dinero, aunque no es necesario, ya que hoy hemos venido a practicar para perder un poco el miedo. La siguiente es nuestra última canción del día, esperamos que les guste." - Todos aplaudieron y comenzamos. Me dio algo de risa, pues muchos chicos miraban de Akira y algunas chicas se acercaban a mirar a Nicolás. Esto último me dio la idea de vestirlos mejor para las presentaciones, dado que llaman la atención. En fin, terminamos la canción nos volvieron a ovacionar, algunos nos tomaban fotos desde su celular. Se le notaba nerviosos tomando fotos, pues a uno se le encendió la linterna. Después se despedían y les agradecimos. Mientras guardábamos las guitarras y Akira su bajo, algunos chicos mayores se le acercaron a preguntar por su amplificador portátil que colgaba de su cintura. Le preguntaron su nombre, ella respondió un poco avergonzada mientras nos miraba en busca de ayuda: "Soy Kiara, pero la primera letra se escribe con "CH". No se dice Chiara." - Se notaba que los muchachos estaban es modo ligue, pues se rieron como si de una broma se tratara. Le preguntaron por la marca de su bajo y lentamente se acercaban más y más a ella.
Se le notaba muy incómoda. Por ese motivo, iba a preguntarle si había guardado todo con la excusa de traerla a nosotros. Sin embargo, ella misma vino a mi lado y entrelazó su mano con la mía. Me preguntó en voz alta si ya nos íbamos y con un susurro me pidió que estuviéramos de la mano por un buen rato hasta que nos vayamos o perdiéramos a esos chicos. Fernando y los demás se quedaron mirándonos, pero luego miraron sus cosas para no levantar sospechas. Listos para partir, fuimos por algo para tomar para celebrar que lo habíamos hecho bien. Nos sentamos cerca a la puerta, dado que la batería de Fernando incomodaba el local. Cuando algunos transeúntes pasaban por la entrada miraban la batería y le hacían muchas preguntas. Fernando estaba contentísimo, se veía reflejado en su cara. Estaba tan emocionado que les quería dar una demostración, tanto a los clientes del local como a las personas de afuera. Tenía muy buen ritmo por sí mismo, no necesitaba de nuestros instrumentos y aplausos aleatorios confirmaban mi suposición. No obstante, el gerente del local no le gustaba mucho el ruido, puesto que se acercó a nosotros y nos pidió amablemente que lo detengamos. Pero preferimos irnos, ya que nos estábamos quedando por Fernando. Me reí un poco, porque se notaba que estaba en su momento, ya que le pidió a Crístofer que lo empuje del carrito mientras él iba tocando su batería.
Mientras salíamos, Akira me volvió a tomar de mano y me pidió que estuviéramos así hasta llegar a mi casa. Sinceramente dudé, porque no sabía si de verdad ya no le gustaba. Además, no quería que cualquier persona del colegio nos viera, pensarían que le estaba siendo infiel a Estef y no quería más malentendidos. Le expliqué esto y en broma respondió: "Ay, ya te crees la gran súper estrella. Oye, solo quiero que no me molesten los chicos. Tomaría de la mano a Nicolás, pero no lo conozco bien. Además, creo que le gusta a Nadia... Ay no, no, olvida eso último." - Le respondí en voz baja: "Lo de Nicolás ya tenía una idea, no te preocupes. Y, bueno, bueno, no hay problema con ir de la mano, pero estate atenta en caso de que alguien del colegio nos pueda ver" - Me dijo que no me preocupara, ya que Estef era su amiga y le iba a entender en caso de cualquier rumor raro. Extendí mi mano para que la tome y nos fuimos detrás de los demás. En medio del camino, debido a las repetidas bromas de Fernando, Crístofer se animó a cantar y, unos minutos después, Nicolás se animó con su guitarra acústica. En retrospectiva, fue bastante divertido ver a Crístofer cantar mientras empujaba la batería de Fernando y Nicolás al lado con su guitarra. Akira y yo nos íbamos detrás de ellos coreando algunas canciones y por momentos se escuchaban comentarios de chicas mayores: "Mira esa chica de atrás es muy bonita". Fueron varios piropos hacia ella. A tal punto que después de escuchar eso, ella me miraba roja, con una sonrisa arrogante y contenta.
Estaba muy concurrido el cruce principal y me pareció escuchar mi nombre. Me alarmé y miré a todas partes, pero había mucha gente. No creo que los demás se hayan percatado; además, mi nombre es muy común. Akira me preguntó qué me pasaba y en ese momento me había olvidado de todo, pues estábamos acompañando con algunos coros de la canción. Seguimos sin preocupación y el resto del trayecto estuvo muy tranquilo. Cuando estábamos llegando, desde un carro estacionado, estaban su tío con su esposa, dado que iban a recoger a Akira. Sin bajar, el señor nos saludó: "Hola chicos, ¿les fue bien? - Al comienzo todos estaban dudosos de quién era, pero Akira y yo les mencionamos que era su tío. Después de saber eso, todos más confiados y contentos les respondimos que nos había ido muy bien. El señor continuó: "Veo que Kiara y tú ya se vuelven a llevar bien ¿ya son pareja?" - Se puso nerviosa y le respondió que no. Se notaba que le gustaba molestarla, porque burlonamente agregó: "¿No?, pero si van de la manito. (Ella siguió negando y me soltó) Ya deberían formalizar..." - Se le notaba avergonzada mientras le respondía, colocó su bajo en el maletero, se despidió de todos y subió al auto. Mis amigos se burlaron un poco de mí y mientras entrábamos a la casa, Fernando nos hizo darnos cuenta de que debíamos entrar por la cochera, puesto que aún estaba en el carrito con su batería. Dicho eso, nos fuimos por la cochera y con todo listo, mis amigos se despidieron.
El sábado en la mañana, muy repentinamente me llamó Estef y me preguntó si quería verla actuar con su grupo en el centro cultural. Dudé un poco, pero me insistió y recordé que no la vería hasta el lunes en el colegio, así que terminé aceptando. Llamé a mi mamá, les pregunté si podía ir y escuché que ambos se sorprendieron de que vaya por mi propia voluntad, pues no iba a ese lugar desde que tenía diez años. Me dejaron ir, pero me pidieron que no me haga tan tarde, pues tenía clases en la academia. Ya con su permiso, me fui y llegué un poco antes de las once. El lugar seguía teniendo el mismo olor: una mezcla de pintura, madera, máscaras, etc. No sé, sentía cierta nostalgia de ir después de mucho. Me fui hasta el auditorio y un poco tímido entré, dado que los actores en escena estaban haciendo mucho ruido. El director/profesor y algunos otros actores/alumnos me miraban un poco desconcertados, preguntándose quién era yo. El profesor me saludó con esa clásica frase: "Hola jovencito, ¿qué se te ofrece?" - Le comenté: "Disculpe, vine a ver la práctica de la obra, porque..." - Cortó sin que termine de hablar y me explicó que no era posible, pues solo era para los alumnos inscritos al programa. Justo en ese momento salió Estef detrás de las cortinas del escenario, mientras se acercaba a nosotros ella dijo: "Profesor, él es Luis" - Me saludó con un abrazo y un besó en la mejilla.
Todos cambiaron de actitud y me saludaron con amabilidad y cierta familiaridad. El directo agregó: "Bienvenido, bienvenido Luis. Estéfani ya nos contó un poco sobre ti cuando estábamos haciendo una actividad" - Ella se reía y me miraba con carita de culpa. Algunos de los actores se acercaron a preguntarme aleatoriedades: si era de la misma edad de Estef, si me gustaba el teatro, si había hecho teatro alguna vez,etc. Entre las varias respuestas que di, les conté que mis papás me habían inscrito algunos veranos cuando tenía entre cinco y diez años. Eso les gustó, al punto que querían que les ayudara a practicar un poco. Sinceramente no quería, aunque no sabía cómo decirles, así que recurrí a la clásica excusa de no me sé la letra. Odio un poco esto de los actores de teatro: me dijeron que no importaba, que agarre un libreto y leyera cuando me tocara. Aún estoy suspirando por las ganas de no hacerlo y la vergüenza. Todos me insistieron e inclusive Estef me pidió de favor, porque quería compartir el escenario conmigo. Entonces, debido a la presión social, me subí al escenario y les ayudé a practicar la obra, me parece que se llamaba "El Jardín de los Cerezos". No entendí la obra, las escenas eran raras, así que no tengo mucho que comentar Supongo que se debe a que no la leí completa. En fin, se les veía a todos contentos, incluso el profesor me animó a inscribirme; sin embargo, les expliqué mis horarios de estudio para postular a la universidad y me comprendieron.
Pasado el mediodía, le comenté que debía irme. Muy contentos se despidieron de mí y me dijeron que pasara cuando tenga ganas. Supongo que eso significaba que podía ir a ver a Estef cuando quisiera. Mientras me iba, Estef se alistó y decidió irse conmigo. Se veía muy contenta y radiante después de actuar, me encantó verla vestida tan veraniega, tan cómoda y atractiva. Estuvimos conversando sobre qué me pareció su grupo de teatro, el cual fue muy amigable y gracioso. Estuvo contenta mi me comenzó a contar más sobre todo el elenco. Después conversamos sobre el inicio de clases del lunes, mis clases de la academia y me preguntó si quería salir más tarde con ella. Le mencioné que tenía una prueba de examen el domingo y que sí quería salir con ella, pero solo por un momento. Ella me dijo que era mejor que nada y aceptó. Me tomó de la mano y me preguntó algo cierto: "¿Cuándo vamos a ir a la playa? Hace mucho tiempo que no vamos" - Era verdad, le di toda la razón y recordé que iba mucho a la playa, debido a Gina. Supongo que mi subconsciente no quería nada que me recordara a ella. Le comenté: "¿Qué te parece el domingo que viene? No hay pruebas ese día y la verdad, a mí también me gustaría descansar un poco" - Dio varios saltitos de alegría repetidamente diciendo sí muchas veces. Me pidió que le avisara a mis amigos y ella le avisas a las suyas.
La dejé en su casa y mientras regresaba a la mía pensaba que iba a poder ver a Estef y sus amigas en bikini. Qué alegría. Ahora sí puedo decir que estoy emocionado por ir. Por cierto, lo último que me pareció extraño este día en clases de la academia fue que Ricky me aguardó un asiento, porque soy su maestro. No sé si asustarme, reírme o sentirme halagado.
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