2 jun 2010

El último adiós...

16 de Septiembre de 2006 Sábado  
 
No era lo que tenía en mente. Voy a extrañar a Rita. Fue mi mejor amiga desde que tenía cuatro años, la primera chica que me gustó. Aún creo que me quería decir algo antes de irme... Me da pena recordar, pero igual debo quiero escribirlo, pues no quiero olvidar su último día.  
 
En la mañana todos nos fuimos a nuestras casas, Rita nos llamó a todos para ir a su casa. Estuvimos jugando y conversando lo que iba a decir Rita en la despedida de los alumnos de intercambio. Al parecer así lo habían decidido los alumnos y profesores extranjeros. Se supone que iba decir, a través de un discurso, que el colegio tenía las capacidades académicas para obtener mejores resultados, profesores capacitados y todo eso. Todos la pasamos muy bien ayudando a Rita sobre lo que quería decir; aunque, yo casi no pude, pues tenía un poco de sueño. 
 
Luego, nos despedimos de Rita y nos fuimos a prepararnos para ir al colegio. Antes que saliera de su casa, ella me abrazó por la espalda y me besó en la mejilla. Me quedé mirándola un rato, porque no lo hacia desde que éramos pequeños. Ella tan solo me sonrió y se despidió con una sonrisota de oreja a oreja. Cuando estaba en medio camino a la casa de Gina, recordé el rostro de Rita y parecía que me quería decir algo. Pero, en ese momento, Gina me recordó que mañana la acompañara al cementerio y me olvidé rápidamente de lo que estaba pensando. 
 
Después, todos nos fuimos al colegio para poder escuchar el discurso de Rita que iba tener lugar en el pabellón principal. Rita estuvo dando un discurso muy bonito, mientras lo estaba escuchando, Gina me cogió de la mano, nos miramos fijamente a los ojos y luego nos sonreímos el uno al otro. Finalizado el discurso, no nos pudimos reunir con Rita, porque le estaban hablando el director y los profesores. Estuvimos tomándonos fotos con algunos amigos de intercambio, ya que algunos de ellos iban a viajar en los próximos días. Después de un rato de esperar a Rita, al fin ella pudo estar con nosotros. Cuando ya casi era hora de regresar, Rita se empezó a despedir de todos nosotros. 
 
Le preguntamos el por qué y nos respondió que hoy mismo se iba de regreso a Alemania. Todos no quedamos muy sorprendidos, ya que nunca le preguntamos que día se iba a ir, porque no creíamos que se iría tan pronto. Al principio le dijimos que le pidiera a su mamá quedarse más tiempo aquí con nosotros, pero nos respondió que sus clases empezaban pronto y debía hacer trámites por la transferencia realizada. Todos nos quedamos muy tristes. Después, Gina y yo le dijimos que la íbamos acompañar hasta el aeropuerto. Los demás también querían ir, pero Rita les dijo que no nos preocupáramos, aún así nos fuimos. 
 
Mis papás se adelantaron al despedirse de Rita y su mamá, pues es como una prima y las conocen bastante. Por mi lado, me fui por Gina y tratamos de llegar lo mas rápido posible al aeropuerto. Cuando llegamos, Rita estaba cerca a la entrada del aeropuerto y tenía todos sus documentos a la mano en un fólder. Nos despedimos de ella y le pregunté algo melancólico: "¿Rita, cuando nos vas a volver visitar?". Me alejó un poco de Gina y me dijo en voz baja un poco entrecortada: "La verdad, no creo volver... Fue suerte que haya venido este año." - Al principio no le había entendido y me alteré un poco. Me lo volvió a repetir y luego me dijo que ya no iba a ser posible volver en años o tal vez nunca más. Me puse muy triste, ya que había pasado con ella casi dos meses como en los viejos tiempos. A pesar de la noticia, traté de actuar tranquilo para que Gina no me vea alterado.  
 
Sin embargo, frente a Rita sentía ganas de llorar. Me miró a los ojos y parecía que sabía lo que querían decirle. Con una voz apagada me dijo: "Por favor, no quiero que llores..." - Me besó en la frente y me abrazó. Recordé que hacía eso cuando me lastimaba de pequeño... Con un nudo en la garganta y los ojos rojos, tan solo la abracé y le dije feliz viaje. Ella también se despidió de mí y me fui con Gina. Antes de entrar, cerca a la puerta, Rita nos miró y gritó muy feliz: "Espero que no se peleen. Cuídense mucho, los voy a extrañar..." - Le sonreímos y la despedimos desde lejos. Desde atrás de las ventanas, esperamos a que subiera al avión. Minutos después, el avión despegó y no pude contener mi ganas de llorar. A mi lado, Gina también comenzó a llorar y no abrazamos un rato... Eso es todo. La voy a extrañar...

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