25 jul 2025

Cómo no comer lasaña en casa ajena

29 de Abril de 2007, Domingo

Creo que ya ha llegado el momento, siempre quise iniciar con esa frase cliché de: "Se preguntarán cómo llegué aquí..." - Ahora tengo la excusa perfecta y debo mencionar el contexto en cual me encontraba para nunca olvidarme esta vergüenza. Sin detallar mucho, estaba sentado en la mesa con Estef, Teresa, sus papás y la tía Raquel. Me sentía observado por todos, tenía frente a mí, un plato de lasaña y al mismo tiempo mi ropa interior era un desastre, pero no por el clásico cliché de orinarse en los pantalones. Esto era un poco más vergonzoso y nadie más que yo lo sabía aún. No me había pasado algo similar desde que estuve con Gina. Además de ello, ya me habían hecho una pregunta difícil la tía Raquel, pero la siguiente fue peor. Pensar que solamente me iba a casa de Estef para poder estudiar un poco y me encontraba en un situación que podría arruinar la confianza que tenía con mi tutor. Entonces, con esta introducción puedo decir: ¿Cómo llegué a esa situación?

Fue el día de ayer, en la mañana tenía que volver a reunirme con el grupo que se me había designado para el curso de ciencias y otra vez decidimos que el lugar para trabajar sea mi casa. Fueron los mismos de la última vez: Ernesto, Katty y Laura. Sinceramente, todo estuvo muy tranquilo, dado que, desde la última vez, le tienen mucho respeto a Katty y cada vez que ella designaba los deberes que cada uno debía realizar, no dudaban para nada. Imagino que fue gracias a su exposición de la última vez, estuvo tan increíble que la profesora nos dio la mayor nota de todo el salón. Cuando estábamos cerca de terminar con el trabajo, nos estábamos relajando y distrayendo un poco. Nos hacíamos chistes, comentábamos anécdotas graciosas ocurridas en el aula y los rumores que recorrían en nuestro año. Este último punto fue el detonador de las dudas de mi grupo de trabajo. Mientras las chicas conversaban, Ernesto me hizo una pregunta bajando la voz y pausado: "Lucho... ¿es verdad?" - Me reí un poco y, como el tema giraba alrededor de que la ropa interior de Eduardo tenía gatitos, perritos y ositos, le respondí: "Es cierto, yo mismo lo vi cuando estábamos en clases de natación, así que puedo decirte que es verdad". 

Mientras me reía, él, sin cambiar su tono de voz, me volvió a preguntar: "Eso no. Eso ya lo sabemos. Lo que quiero saber es, si de verdad... ya sabes, lo que dicen de ti y la hermana de Teresa"- Me alarmé, al punto de que las chicas nos miraron intrigadas y continuó con su pregunta, pero esta vez dejó que las chicas escucharan: "Dicen que el fin de semana pasado, lo hiciste con su hermana"- Alarmado y avergonzado, les dije que no era verdad. Era probable que alguien estuviera aburrido e inventara tonterías. Sin embargo, antes de que Katty pudiera decir algo, Laura se adelantó y con una voz de seguir con el chisme: "Yo también escuché lo mismo, incluso dicen que estás estudiando más para que, cuando salgas del colegio, puedas conseguir un buen trabajo para mantener a tu hijo." - Se me caía la cara de vergüenza cada vez abrían la boca, al punto de que Katty no aguantó la risa e intervino diciendo que era ridículo y de que todo sonaba a mentira. Una vez más, Laura, pero con un poco de duda: "Bueno, sí, es posible que lo de trabajar suena algo tonto. Pero, Dianita y Mauri sí escucharon a la hermana de Teresa y a sus amigas hablar de que tuvieron relaciones." - Por mi cabeza pasó fugazmente la idea de que eran unos chismosos; no obstante, no podría negar que la conversación que escucharon, fue, a pesar de la falta de contexto, una noticia bastante fuerte para el ambiente escolar.

Después de escucharlos, Katty estaba muy roja por la risa y lentamente calmó los malentendidos. Empezó por los estudios, porque ella también sabía, al igual que María, que yo quería mejorar mi rendimiento académico para los exámenes de admisión de la universidad y, sin ser necesario, les explicó que comenzaría clases en un academia el siguiente sábado. Sonó bastante coherente para ellos. Lo siguiente fue explicarles que no pasó nada el fin de semana pasado. Ella lo narró de forma muy madura y tranquila, pero también con un poco de risa, debido a que aún no se había relajado por los rumores extraños: "No les voy a mentir (mientras nos miraba), el sábado tuvimos una pequeña reunión para verlos practicar a Luis y a los demás, pues quieren tocar como grupo al final del segundos bimestre. (Ernesto y Laura se notaban más atentos e interesados) Entonces, en simple, tocaron muy bien y todos nos divertimos. Sin embargo, Fernando y Ramiro armaron alborto, porque habían traído ron, vino y gaseosas." - Me dio un poco de risa, porque Laura interrumpió con una ligera indignación: "¿Y por qué no nos invitaron, pudimos llamar al resto de la promo para que vengan a escucharlos?" - Necesitaba una excusa y les dije Crístofer, Nicolás y yo que aún teníamos vergüenza de presentarnos frente a los demás. 

Por suerte, fueron comprensibles; no obstante, me dijeron que la próxima vez les avisara también para que se arme a lo grande. Francamente, tenía una extraña sensación de miedo cuando dijo eso, pero para liberarme de ese aprieto solo afirmé y mencioné les que avisaría cuando nos volvamos a reunir. Entendieron, se pusieron contentos y Katty continuó: "Todos se marearon bastante (por alguna razón, los dos la miraron con envidia), porque combinaron bastante ron y vino. En ese momento que estuve descansado en el sofá, logré ver a estos dos. Luis estaba llevando de la mano a Estefani por las escaleras. (Ernesto me felicitaba mientras me daba palmadas en la espalda) No pasaron ni cinco minutos, vi como subían dos amigas de Estefani y justo se cruzaron con Luis. Laura hizo el ruido de que se aguantó la risa y Ernesto en forma de chiste me dijo, mientras desordenaba mi cabello: "Compadre, tienes que aprender a controlarte, eres Flash" - Todos se rieron, incluida Katty. Por supuesto, les volví a repetir que no pasó nada y Katty dijo que quería llegar a ese punto, dado que esa hacía imposible los rumores. Continuó explicando: "Todo fue muy rápido, prácticamente subió y bajó. Yo creo que solamente subió para dejarle dormir a Estef en su cama, ya que sus amigas también la acompañaron (Laura hizo un ruidito de ternura). Además, Luis se durmió en el sofá a mi lado.".

Me sentí salvado por su explicación, ya que esa noche hubiera pasado lo que tenía que pasar si Estef no se quedaba dormida. En fin, entre risas y preguntas rápidas sobre los detalles de la reunión, terminamos el trabajo de ciencias, decidimos nuestras partes de exposición y nos despedimos. Cuando estaba arreglando la sala, me llegó un mensaje de Katty: "Mira de la que te he salvado" - Le agradecí rápidamente y descanse un poco antes de almorzar, pues mis papás iban a llegar en cualquier momento.

Cerca de las cinco de la tarde, estaba en camino a la casa de Estef. Mientras recordaba si tenía el libro correcto del año pasado, pensé en contarle que posiblemente se había controlado un poco el rumor sobre nosotros, pues Katty había realizado un narración de los hechos tan buena y persuasiva que hasta yo mismo pensé que la había llevado a mi cuarto para que pueda dormir con tranquilidad. Llegué a su casa tocando el timbre como siempre, pero no hubo respuesta inmediata. Pasaron casi tres minutos y desde lejos escuché la voz de Estef diciendo que ya iba. Abrió la puerta un poco alterada mientra se arreglaba el cabello, me saludó con una sonrisa y me jaló de la mano hacia adentro. Al cerrar la puerta, cuando iba hablar, se lanzó para besarme mientras me abrazaba por encima de los hombros. Me asusté un poco por si pasaban alguno de sus papás o Teresa; sin embargo, me dijo que Teresa había salido con una tía y sus papás aún no habían llegado del trabajo. En ese sentido, la abracé por la cintura con fuerza y continuamos por un buen rato más, ya que no habíamos estado juntos muchos días de la semana. Una vez que ambos estábamos satisfechos, nos fuimos a su habitación y mientras subíamos me contaba sobre los profesores de su año y las tareas. Por mi parte, le pregunté si estaban cocinando algo, pues olía algo que no conocía. Hizo un sonido afirmativo y dijo que era de su tía. Me la imaginé a ella cocinando y le pregunté si sabía cocinar, pero no me respondió y se sonrojó un poquito.

En su habitación, comenzamos a repasar en el escritorio y mientras le explicaba algunas fórmulas de matemática, por momentos me acariciaba la cara, se notaba que perdía la concertación. Pero en otros, cuando ella estaba realizando sus ejercicios, yo la perdía, pues también quería tocar su carita, su rodilla o rodearla con un brazo. Estuvimos estudiando bien por más de una hora y media, con esos pequeños toqueteos juguetones; sin embargo, llegó un momento en el que me emocioné mucho, al punto de la excitación, pues mientras le explicaba y la abrazaba, no pude contenerme más y la levanté para que se sentara en mi piernas. Debido a que su pantalón era un buzo gris, pude sentir, a través de mi regazo, cada parte de su trasero, incluso las líneas de su ropa interior. Cuando resolvía los problemas de física, ella movía las piernas casi como jugando, lo que generaba mucho movimiento en donde no debía. Segundos después, me miró para preguntarme si lo estaba haciendo bien, pero estaba algo distraído. Ella giró su cuerpo y mientras sujetaba mi cara para besarme dijo algo como: "Eres un maestro muy pervertido, no has dejado de tocarme ni de mirar abajo desde que estoy sobre tus piernas" - Nos besamos más intensamente que cuando llegué, puesto que ella frotaba su cuerpo contra el mío con cierta fuerza.

Debido a que podía sentir su cuerpo por completo, incluyendo mis manos en la zona baja, estaba algo tieso en los pantalones. Llegó un momento en el cual Estef estaba haciendo ruidos con su voz y como se movía bastante en mis piernas, estuve a punto de... estallar. Traté de controlarme, pero, cuando estaba recuperando la calma, sonó la puerta de su casa. Con un voz bastante fuerte, la tía anunció su llegada: "Ya llegué. Tefita~~, ¿dónde está mi bella sobrinita?" - El ruido nos asustó, pero quien tuvo más sorprendida fue Estef, debido a que perdió el equilibrio. Mientras ella caía hacia adelanta, sus pechos terminaron en mi cara y, para poder sostenerla y que no se lastime, la abracé con mi brazo izquierdo por la espalda y, de casualidad y a la vez no, con el otro brazo estaba abrazando sus nalgas. En ese momento de la caída, por toda la calentura que se había acumulado... explotaron mis pantalones. Mientras sentía como los espasmos me electrocutaba, Estef quería levantarse, pero la abracé más fuerte, porque mi cuerpo estaba bastante sensible, no quería sentir movimiento y le dije que esperara unos momentos. Pasaron entre de diez y veinte segundos de que todo había terminado y le dije que ganara tiempo saludando a su tía. Mientras tanto, pensaba que otra vez me había pasado, pero lo peor de todo es que ahora no estábamos solos.

Estef me llamó de lejos y me dijo que saludara a Teresa y a su tía Raquel que acaban de llegar. Al caminar hacia la puerta podía sentir como mi ropa interior era todo un desastre. Por eso, cuando me acercaba a la puerta, traté de disimular que estaba algo adolorido por la caída, en lugar de la incomodidad de los pantalones. Al salir por la puerta y desde la perspectiva de la habitación de Estef, traté de disimular y saludar a la tía Raquel. La señora preguntó con preocupación: "¿Hijito, está bien?, Tefita me dijo que te caíste, ¿fue muy fuerte?" - Le dije que no se preocupara y que solo necesitaba ir al baño a limpiarme los raspones. La señora le dijo a Estef que me alcanzara alcohol mientras me iba con cierta cautela. Al llegar, rápidamente aseguré la puerta, busqué papel y me bajé los pantalones. Eran un desastre y comencé a limpiar. Poco después toco la puerta Estef, quería entrar para ayudarme con los golpes, pero le insistí en que no se preocupara. Al colocarme alcohol en los raspones detrás de los codos, me dolió más de lo que pensé. Pero tuve una idea: con un poco de alcohol en el papel, tal vez pueda limpiar mejor mi ropa interior. Demoré un poco más lo pensado, porque Teresa tocó la puerta y me dijo que no demore mucho, dado que iban a invitar a comer.

Cuando salí, trataba de percatarme de no oler mal; por suerte, la comida olía más fuerte que mis pantalones. Mientras bajaba, me saludaron desde el primer piso sus papás, quienes acababan de llegar y, por la sorpresa, casi me cubría los pantalones con las manos. Bajé con cierta dificultad, conversamos muy cordiales y nos dirigimos a la cocina. La tía Raquel me invitó a sentarme y fui al asiento justo al lado de Estef. Mientras la señora servía, me encontré con una gran sorpresa: lasaña. La señora estaba totalmente contenta y satisfecha, dado que le había salido como quería. Absolutamente todos estaban elogiando tanto al plato como a la tía. Con mi mejor actuación dije lo mismo que los demás y tomé los cubiertos. Aun así, probé un bocado y una ligera arcada me hizo saltar. Miré a mis alrededores para ver si se habían percatado, por suerte nada, seguían conversando de universidades y salidas. Mi plan era comer poco a poco; primero la carne y luego la masa que sabía a fideo o tallarín. Cuando por fin pude comer con lentitud, comenzó una primera pregunta de la tía Raquel: " Luis, ¿verdad? (afirmé) Dime qué ocurrió, ¿Cómo te caíste?, sonó muy fuerte" - Miré discretamente a Estef y mencioné que ella me había pedido bajar un álbum de fotos que estaba muy alto en su librero, pero perdí el equilibrio y me caí de la silla. Además, me lastimé menos, pues Estef intentó atraparme y la lastimé un poco. La mirada de Teresa estaba dubitativa. No obstante, los adultos le dijeron a Estef que tenga sus cosas más cerca de ella, dado que también podía tener un accidente grave.

Es aquí cuando llegamos al inicio de la historia. La siguiente pregunta de la tía casi me mata, aunque no fuese directa para mí, la sentí como un disparo indirecto: "¿Tefy, qué te pasó en el cuello, está un poco golpeado?" - Sentí que todos tuvieron un pequeño silencio de sospechas, pues ya todos sabían qué era. En mi cabeza solo pensaba: "Oh no, ellos ya se dieron cuenta. Que estúpido soy, debí controlarme un poco. Por qué no nos dimos cuenta" - Me ardía la cara de vergüenza y cada vez más me incomodaban los pantalones, pero ella le respondió rápidamente de que no se preocuparan. Ella ya sabía que tenía ese golpe en el cuello, porque se lo había hecho yo con el álbum de fotos mientras caía. No creía que se iba a inflamar tan rápido. Otra vez, todos estaban aconsejándole tener más cuidado; a pesar de ello, Teresa me miraba con incredulidad y se leía claramente: "Sí claro, por supuesto que fue la caída, tú no tienes nada que ver" - Bueno, la cena terminó. Ni bien ni mal, porque sufrí en terminar. La tía Raquel parece que notó mi sufrimiento, pero se alegró de que terminara todo. A parte de eso, mi temor sobre los rumores y de que el papá de Estef los escuchara o me dijera algo, nunca llegó y es mi alivio por ahora. Solo conversamos del colegio: tareas, evaluaciones, etc.

Me despedí de todos y cuando estaba en la puerta de entrada Estef me susurró al oído: "Ahora sé que no te gusta la lasaña, para la próxima avísame y no te atores" - Se carcajeó y, mientras me alistaba, le decía cuáles eran las comidas que no me gustaban: pizza, tallarines o fideos, lasaña, etc. todo lo relacionado a pastas. Con una sonrisa se despidió, me dio un abrazo sin que su familia nos vea y me fui a mi casa como un vaquero, pues la ropa interior se había endurado un poco y raspaba.

1 comentario:

  1. Si Sergio comentara sería algo como:

    Las 50 sombras de Gooooosho

    Estuvo bueno el capi, espero en algún momento garchen :v

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