5 sept 2025

Encontró el diario y banda en casa

10 de Mayo de 2007, Jueves

¿Todo bien? Pues con mucho entusiasmo y riéndome, en este preciso momento mientras escribo y lo pienso, quiero suponer sí. El lunes quería jugar en mi computadora como en los viejos tiempos y por eso no me vi con Estef ni con mis amigos. No obstante, el martes en la mañana me reuní con ella; y el miércoles en la tarde me reuní a practicar con la banda. Estoy algo cansado, mis amigos me sugirieron celebrar mi cumpleaños mañana con una pequeña reunión. Francamente no tengo muchas ganas, ya lo pasé con mi familia y con Estef. Y no quiero que hagan un desastre la casa o que vengan compañeros un poco insoportables. No lo digo por Ernesto o Laura, pero no quiero una reunión.

El martes Estef vino a mi casa, dado que no me visitaba hace un tiempo y quería salir de su casa para variar. Además, yo mismo no tenía tantas ganas de encontrarme con la tía Raquel. Cuando ella tocó el timbre, pues pensó que era de mala educación entrar avisándome a través de un mensaje de celular, se encontró con mis papás saliendo hacia su trabajo. ¿A qué se refería? Pues le dije que me escribiera o me llamara, porque no quería que mis papás se alarmaran y arreglaran la cocina, la sala, etc. de manera desesperada. En fin, me contó que se encontró con ellos de salida y, cuando la vieron, se sorprendieron bastante. Volvieron a entrar con ella hacia la sala y me llamaron. Mi mamá le estaba invitando algunos postres que había preparado. Mientras estaba por bajar, mi papá subió un poco agitado: "Hijo, ven. Te está esperando. Dijo que iban a salir, no la hagas esperar. No olvides las revistas para tu carrera" - Estaba cansado de su indirecta y suspirando asentí. Al llegar a la sala, me encontré con mi mamá, quien estaba conversando y preguntándole cómo me comportaba en el colegio o si no la estaba incomodando. Estef estaba un poco alerta y contestó que todo estaba bien. Cuando las dos me vieron bajar, mi mamá se levantó del sofá y, junto con mi papá, se despidieron de nosotros, mientras ambos soltaban una risilla molestosa.

Al acercarme a ella para saludarla, ella se reía, porque, en sus palabras, mis papás parecían personajes de series o dibujos por las preguntas y cómo actuaban. Le mencioné un poco apenado: "No los culpo, están nerviosos, eres muy bonita. La primera vez que te vi también me quedé atónito" - Se avergonzó y entre risas e incredulidad dijo: "¿En serio? Entonces, ¿en dónde está mi beso si soy tan bonita? (se lo di mientras la abrazaba) Parece que han hecho un gran trabajo con tus modales" - Ya no quería que habláramos de mis papás por la vergüenza y le dije que vayamos a mi habitación, pues estaba en mi computadora buscando las letras de qué canción íbamos a practicar en el parque. Al entrar, se lanzó a mi cama, se estiró con mucha pereza y comentó: "Ah, hace tiempo que no venía. Qué envidia, tu cama es más grande que la mía" - Me aceleró el corazón y le dije que se sentara junto a mí en el escritorio para que podamos escuchar algunas canciones. Estuvimos por lo menos una hora escuchando música y decidiendo cuáles sería las mejores canciones para tocar, ya sean por sencillez o popularidad. Media hora después, nos cansamos y la dejé en mi computadora, pues fui a la cocina buscando agua o jugo para ambos. Cuando regresé, ella estaba leyendo mi diario, pues encontró la carpeta donde lo guardaba.

Recuerdo que le dije alterado: "Hey, hey, hey. ¿Qué haces? Es personal" - Me senté en la silla contigua y la empuje, logrando sentarme frente a mi computadora. Me replicó que hace tiempo le prometí leer mi diario. Le dije que sí, pero aún no estaba preparado. Se sentó en mis piernas para bloquearme la visión y comenzó a buscar el archivo. No pensé nada pervertido, debido a que tenía miedo de que encontrara algo que no debiera leer, ya sea Gina o cualquier cosa rara que me haya pasado. La cargué, dio un pequeño gritito de sorpresa y la arrojé hacia mi cama. Aterrizó y echada me dijo que era muy malo, porque no la dejaba leer. Entonces, fui a mi computadora y moví mi diario a otra carpeta más oculta. Sin embargo, en ese preciso momento, escuché que abrió el cajón de la mesa de noche. Logró ver mi primer diario, lo agarró y salió corriendo del cuarto con una risa de niña, como si hubiera logrado su cometido. Después de guardar el archivo, salí disparado. No había bajado por la escalera, la encontré sentada en la primera grada. Mientras me acercaba, Estef volteó a verme y con mucha sorpresa me declaró: "Te gustaba mi hermana. ¿Ella sabía, lo sabe, le dijiste?" - Estef se estaba riendo, lo que me parecía raro. Le conté que me gustaba antes de conocer a Gina, pero al conocerla más me di cuenta de que Teresa solo me tenía aprecio de amigos.

Rápidamente, mientras le respondía, le quité el pequeño cuaderno y le pedí que regresáramos a mi habitación. Mientras volvíamos, Estef corrió y me lo volvió a quitar. Rápidamente, se sacó sus pequeñas zapatillas, se subió a mi cama y trató de leer algo mientras estaba de pie. Me subí rápido y mientras ella levantó el cuaderno por encima de su cabeza con la intensión de jugar conmigo, se cayó la foto de Gina... Preguntó que algo se había caído, la recogió y miró la foto. Noté cómo se abrieron sus ojos por la sorpresa. Regresó la mirada hacia mí, se sentó al filo de la cama y dejó el diario y la foto encima de la mesa de noche. Me senté a su lado y no levantaba la cabeza, pero un momento después preguntó: "¿Sabías que esa foto estaba ahí o la olvidaste ahí hace tiempo?" - Contesté un poco preocupado: "Estef, no es lo que sea que estés pensando..." - Me interrumpió: "¿Lo guardas ahí porque quieres? Dime la verdad" - Volví a responder: "Mira, está bien, sí sabía que la foto estaba ahí, pero..." - En ese preciso momento se paró, muy torpemente se trató de poner las zapatillas y se iba por la puerta sin decirme una sola palabra, sin que pudiera terminar de explicarle. La tomé del brazo, casi se cae, y le dije que esperara, que todo había sido un malentendido, puesto que aún no había terminado de contarle. Se tuvo y me preguntó con una voz quebrada: "¿De verdad me quieres o solo soy la chica con la..." - Sin dudarlo le dije que la quería mucho y sin desviar la mirada con sus ojos húmedos me preguntó: "Entonces, ¿por qué aún conservas esa foto en tu cajón, al lado de tu cama?".

Nos sentamos en mi cama y le conté muy brevemente cómo comencé a guardar las fotos que tenía con Gina en una caja, pues me ponía muy mal cada vez que las miraba. Le expliqué que lo hice gradualmente, porque siempre quería llorar cuando miraba las fotos. Poco a poco se iba calmando y me entendió, porque, aunque suene cursi, lentamente agregué: "Sinceramente... Gracias a ti, la he podido superar. En diciembre y enero no quería hacer nada, absolutamente nada. Pero siempre tenía ganas de verte y, aunque no me creas, buscaba cualquier excusa para buscarte, sea cual sea el motivo." - Se sonrojó un poco y me preguntó por la foto de la billetera. Le conté que, como había salido muy poco, nunca revisé a detalle la billetera y la encontré la semana pasada, por eso sabía dónde estaba cuando la dejé en el diario. Estef se veía más calmada, pero aun así me dijo que quería ver dónde guardaba las fotos de Gina. Le sonreí entre nervioso y riéndome: "¿Aún no me crees?" - Estaba un poco más alegre y me dijo que sí me creía, pero de todas maneras quería ver. La tomé de la mano y fuimos al cuarto de mis papás. Al entrar le dije que no tocara nada, pues mis papás son muy detallistas, casi milimétricos con sus cosas. Se rió y argumentó que eso era imposible, además ella respetaba las cosas de los demás. Con sarcasmo le pregunté entonces por qué rebuscó mis cosas y contestó que ya le había prometido leer mi diario, además no había secretos entre ambos. 

Bueno, frente al armario tomé una mesita y me subí. Extendí mis brazos hasta la parte más difícil de alcanzar, palpé la caja y la saqué con cierta dificultad. Estaba como la había dejado, muy amarrada con cinta adhesiva, lo único diferente era la gran cantidad de polvo. La bajé y me preguntó por qué la cinta alrededor. Le expliqué que era para no volver a ver las fotos, no importaba el motivo que fuera, quién sabe si alguna vez me agarraba la tentación de ver el contenido. Tomó la caja y la sacudió. Parecía sentirse apenada o avergonzada; por eso, me dijo que la regresara en donde estaba. La miré con incredulidad, porque pensé que me haría abrirla. Igualmente me quejé por que debía regresarla a la parte más alta del armario. Mientras regresaba la caja, Estef me tiró una nalgada, le pregunté el porqué y me respondió: "Te lo mereces. No me has contado todo. Sabes que estoy contigo y aún te guardas cosas. Ten más confianza en mí, puedes hablar conmigo si lo necesitas." - En parte tenía razón, pero tampoco quería que supiera cosas que pasé con Gina, no quería incomodarla contándole eso. Sin embargo, le mencioné que, si quería leer algo de mi diario, podía leer algunas partes. Mientras volvía a mi computadora para imprimir las letras y las partituras de las canciones, le di lo correspondiente al capítulo 1 y al capítulo 9, porque no quería que leyera muchas cosas recientes. 

Pasaron unos minutos y terminó el primer capítulo. Se comenzó a reír con justa razón: "Tesa te dejó en la friendzone" - Para el capítulo nueve sí demoró un poco más; sin embargo, al terminar se levantó y me abrazó suavemente con mucho cariño. Se le veía una amalgama de emociones: alegría, sorpresa, conmovida y parecía que quería llorar. Su nariz comenzaba a sonar como si escurriera, se sentó en mis piernas y habló muy contenta: "Todo este capítulo solo hablas de mí. Me da vergüenza, porque siento que me ves más decidida de lo que realmente soy." - Me mostró y me señalaba cada día y los títulos. No me había percatado, pero sí, era verdad. Revisé los días con ella y se le notaba muy feliz. Se reía, porque ella no sabía algunas cosas desde mi perspectiva. Por mi lado, también me moría de vergüenza, sentía que me miraban por todos lados. Era como si una parte de mí quería que viera lo que escribí para que sepa cuanto me importa, pero otra parte de mí quería detenerla y llevarla a su casa. Unos momentos después, continuó con sus ¿halagos?: "Cuántas cosas sientes y no me las dices. Parece que eres más romántico de lo que aparentas." - Me quemaba la cara, ya no podía mirarla; aunque era imposible, estaba en mis piernas. Notó mi rostro y, aunque ambos sabíamos que todo fue algo embarazoso, nos besamos por un rato. Luego, me levanté y me eché en mi cama. Ella me siguió y nos abrazamos por mucho tiempo mientras nos mirábamos.

Pasado un rato, nos pusimos nuestras zapatillas y bajamos, pues iba a dejarla en su casa. Al pasar por la sala, se sobresaltó al ver el postre y de un bocado se comió la pequeña porción de cheesecake que había dejado temprano. Me reí, porque parecía una ardilla con la boca llena. Me dio un golpesito y me empujó hacia la puerta. Dejó el plato en la cocina y partimos hacia su casa. En el trayecto aún me preguntaba por mi diario, pero sus dudas no giraban alrededor del contenido: estaba interesada en por qué comencé, cómo me decidí, cuándo lo pasé a mi computadora, etc. Pasamos cerca de la que fue la casa de Gina, pues el otro camino aún está en mantenimiento, me mantuve firme sin mirar la casa. No sé si lo notó. A unos minutos de llegar me preguntó con voz apagada: "Sé que hoy me has contado mucho, pero ¿puedo saber cómo conociste a Gina? En tu diario los días son muy cortos y pasan muy rápido" - Suspiré un poco y dudé; sin embargo, no me negué. Pensé "ya llegamos hasta aquí". Buscamos donde sentarnos y comencé: "Es como leíste, la primera vez que escuché de ella, supuestamente nos insultó a los hombres del aula, aunque en realidad fue un rumor, pues solo había insultado a Ricky. Ya sabes cómo se esparcen las cosas malas." - No me interrumpió para nada, pero asentía con la cabeza. 

Seguí con la historia: "Cuando comenzamos clases, nuestro tutor designó los asientos aleatoriamente. Ella estaba en la primera final pegada a la pared frente al pupitre del profesor y yo estaba detrás de ella. Nuestro primer contacto fue porque se había olvidado su lapicera y me pidió prestado lápiz y borrador. Me agradeció y no volvimos a hablar hasta cuando nos juntaron en grupos de cuatro, éramos ella, yo y dos más de la columna de la derecha." - Estef me preguntó: "¿Fue ahí cuando conectaron?" - Sonriendo le respondí: "No, solo fue una coincidencia. Pero, en muchos cursos ocurrió los mismo: nos juntaron en grupo. Por lo menos, estuvimos cinco semanas seguidas estudiando uno al lado del otro. Todo mi salón me molestaba con ella, pues pensaban que estaba aprovechando esa situación para coquetear con ella. Me incomodaba mucho, porque me gustaba... ya sabes. (se rió de mí en silencio) Bueno, mientras pasaban los días y no hacíamos grupo, ella volteaba algunas veces por que yo era el más cercano y, cuando se me acercó María para preguntarme algunas tareas, conoció a María. Poco después, con el paso del tiempo, conoció a Teresa. Me amisté más con ella para acercarme a Teresa. Pero lo malo era acercarme mucho a Gina, porque a Ricky le gustaba y quería que hablara bien de él cuando conversara con ella. Él me molestaba mucho por esa época." - Me dijo que le faltaban muchos detalles a mi diario, le sonreí y le comenté que ese momento no sabía cómo hacerlo, incluso hasta el día de hoy no estaba seguro de cuánto detalle debo agregar.

Como se hacía tarde, aceleré un poco el ritmo: "Dada tu curiosidad, puedo decirte que noté que me gustaba cuando pasaron unos meses, ya no me acuerdo bien. Me parece que la vi con un antiguo amigo y me puse celoso. Claro, en ese entonces no lo sentía como celos de enamoramiento, fue raro." - Era extraño, pero Estef estaba muy atenta y preguntó: "Entonces, ¿ella estaba con otro chico y tú interferiste?" - Con una risa nerviosa le contesté que sí y no, puesto que era más complejo que eso; aunque desde otra perspectiva podría concluirse que sí. Rápidamente, mientras hacía señas con las manos, me dijo: "Por cierto, yo no intervine en tu relación, yo solo quería que te fijaras en mí" - Le pregunté: "¿Y por qué me besaste frente a Gina?" - Roja me cortó: "Te besé, porque me besaste detrás del escenario del colegio, pensé que habías terminado con ella. ¿Quién besa otra chica sin...? (fingió sorpresa) Eres un ligón de miércoles y te haces la víctima. Desde ese entonces te aprovechaste de mí" - Se rio mientras ponía sus manos en mi cara para molestarme. Negaba todo, aunque admití ser bastante estúpido en aquel entonces. Más calmada, me dijo que, a pesar del pasado, confiaba en mí, pues para ella sí había madurado, no sabía cuándo fue, pero sí lo ha notado. Aunque, a mi parecer, sigo siendo el mismo.

Después de esa extraña conversación, fuimos caminando de la mano. Notaba cierta expresión de satisfacción en ella. Francamente, también me sentía un poco más ligero, no sé describir esto. En la puerta de su casa me dio un beso y sus labios aún sabían dulces por el postre. Me dijo: "Dale las gracias a tu mamá de mi parte." - Entró y cerró la puerta mientras me miraba con una gran sonrisa pícara. 

Cuando llegó el miércoles, nos reunimos en la tarde para practicar, porque no querían o no podían venir a mi casa en la mañana; tampoco pudimos salir a tocar al parque, ya que repentinamente había comenzado a llover. Crístofer se notaba aliviado, al igual que Nicolás. Akira y Fernando se notaban confiados y relajados. Lo único, a pesar de pedirles que no viniera nadie, fue que estaban Rosalina, Irene y Samanta. Me dijeron que no había problemas, dado que era mejor con público para bajar los nervios. Estuvimos practicando un par de horas y nos pareció agotador, dado que ahora lo hacíamos con más conciencia. Mientras descansábamos, le contamos a Crístofer nuestro encuentro con Ricky. Por mi lado, agregué: "Fue tan extraño verlo, ya no es tan alto como antes y usa lentes. Por cierto, ahora me dice maestro". Todos dieron un pequeño salto, al punto que Rosalina se rió y le preguntó a Crístofer qué pasó. Este me miraba de vez en cuando y mencionó: "No, ah (se aclaró la garganta muy fuerte), es que Ricky. No es malo, pero hace unos años nos hizo la vida muy incómoda, era mucho más grande que todos." - Nicolás en tono de broma: "Pero ya no pasa nada. Ahora Luchín es su maestro" - Mientras reía con todos, cayó en la cuenta de que no sabía por qué e intrigado me preguntó. No quería que supieran nada, mientras las amigas de Estef estaban cerca, y les inventé que en los estudios. Todos creyeron y la conversación continuó sin rumbo.

Pasado unos minutos más de charla, todos se despidieron. Aunque Fernando trató de detenerlos para tomar ron, puesto que mis papás aún no habían llegado, todos querían ir a sus casas sin problemas. En la despedida estoy casi seguro de escuchar a las tres amigas de Estef murmurar sobre mi diario o de si escribiese lo del día de hoy. Me puse nervioso al verlas y cuando se acercaron Crístofer y Rosalina para despedirse, Crístofer me susurró mientras miraba a las chicas: "Te dice maestro por ellas, ¿verdad? No me engañas, por demás está." - Rosalina preguntó y este le dijo que le contaba en el camino, pero miró a las chicas y tuvo la expresión de entender. Me llamó picarón y se fueron mientras él le cuchicheaba al oído. Antes de irse, Nicolás y Robin y me preguntaron si quería ir con ellos a dar una vuelta, pero estaba cansado, al punto de que otra vez he tomado el día de hoy para mí, tal vez mañana me reúna con ellos. Necesitamos practicar en el parque.