14 jun 2010

Pensar en el presente

29 de Septiembre de 2006 Viernes  
 
Hoy Gina y yo nos quedamos en el colegio Gina para poder estudiar un poco de física, ya que el profesor está a punto de tomar una prueba bastante pesada la semana siguiente. La verdad nos hemos quedado, porque el mismo profesor decidió dar clases para los que no han entendido y han salido mal en los bimestres pasados. En esos individuos me encuentro. Gina solo se quedó para ayudarme en algunas cosas que no le entendiera al profesor y aclarar algunas dudas de clases. El profesor se puso muy contento que nos quedáramos a escuchar su repaso, ya que hay muchos que están mal y no aparecieron.  
 
Le agradecí que me acompañara, porque en realidad ella no necesitaba quedarse a esas clases extra. Me dijo que así era mejor, pues podía estar más tiempo conmigo. Me gustó mucho su respuesta y me hizo sentir cierta paz, como si estuviéramos en la isla. Más tarde, de camino a nuestras casas, nos sentamos en un parque antes de llegar, pues compramos una galletas recién hechas. Fue un momento muy acogedor. En fin, después de un rato, Gina me miró directamente a los ojos con mucha nostalgia. Le pregunté qué pasaba, ya que todo el día estuvo muy contenta. Me respondió que tenía mucha pena de dejarnos a todos y que ya no íbamos a poder salir todos juntos. Empezamos a recordar muchas cosas hasta que, en un momento, la vi muy triste. Parecía que quería llorar, así que la abracé y le dije: " Por favor, tranquila, aún estamos todos juntos. No pienses en eso. " - Creo que no era el momento preciso para decir eso, ya que empezó a llorar.  
 
La verdad, no creí que con esas palabras ella iba a llorar. La abracé y la trataba de calmar, hasta que, pasado un rato, me dijo que ya se sentía mejor. Más tranquila, miramos la puesta del sol y nos besamos. Luego, estuvimos conversando sobre qué es lo que iba a ocurrir cuando ella se fuera, pues parecía que de eso quería hablar. Le mencioné que la iba a visitar todos los sábados e incluso  podíamos vernos con todos los demás algún fin de semana. Ella parecía que se calmaba mientras hablábamos, pero aún así sentía que Gina no se contentaba. En un momento, le dije que ya no deberíamos pensar en la ida, sino que debemos pensar en el presente y sobre qué vamos hacer para tener muchos recuerdos todos juntos. Le gustó lo que dije y nos sentamos más pegaditos para no sentir frío.
 
Pasando de tema, mañana tengo que hacer un trabajo con Fernando y Ramiro y se supone que concordamos en mi casa, pero no quiero. Hacen un desastre mi casa cada vez que vienen... Mejor, pensaré positivo, pues últimamente se están portando bien y no hacen tantos desastres.

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