26 de Marzo de 2007 Lunes
Hace tiempo que no escribía días tan seguidos, aunque no le voy dar
mucha importancia a ello. A lo que iba, ya tengo mis lentes de contacto.
Debo decir que no estoy muy alegre por ello, pues no pensé que iba a
ser tan... no lo quiero ni pensar. La síntesis es que son una tortura
más mental que física. En parte me rio de mí mismo, dado que los
quería;a pesar ello, no pensé que serían así. Voy a dar mi perspectiva
más sincera.
Primero, pensé que iba a ser
sencillo ponerlo. No es así, ya que desde el inicio es muy molesto
agarrarlos. Se resbalan un poco cuando los quieres sujetar y luego debes
tenerlos en equilibrio en el dedo índice para poder llevarlo hacia tu
ojo. Es decir, uno mismo, con su dedo, debe tocar su ojo. Para mí fue
más difícil, porque soy diestro. Solo el ojo derecho me demoró alrededor
de 10 minutos. Para el ojo izquierdo, con la mano izquierda, me demoró
casi 15 minutos. Cualquier diría que usara la mano derecha para ponerme
el lente izquierdo, pero por alguna razón me pareció aún más complejo
eso. Demoré cerca de media hora para colocármelos, dado que mi cuerpo temblaba por no querer hacerlo.
Finalmente, la
cereza del pastel, no sabía que se empañan los lentes de contacto, pues
los ojos exhalaban. No tenía ni idea, eso ocurre de vez en cuando.
Tampoco sabía que se secaban y que debía rehidratarlos cada cierto
tiempo con gotas... Hace un rato hablé con mi hermano por teléfono, me
dijo que iba a ir consiguiendo experiencia y que me iba a ser más
sencillo con el tiempo, pues me iba acostumbrar. En mi cabeza cruzaba el
pensamiento de que no quería esperar. Sentía que habían más desventajas
que beneficios. Sin embargo, parece que no hay opción.
Sin
más rodeos, hoy fui al colegio con los lentes de contacto. Cuando subí
al carro, Crístofer estaba mirando su celular, pues estaba mensajeándose
con Rosalina. Se sorprendió y ocultó su teléfono, pero me vio y dijo:
"Ah, no estás usando tus lentes" - Dado que sabe que no veo bien sin
lentes, volvió a su posición normal y siguió escribiendo como si nada.
Pero Sofía, que estaba cerca, me miró y dijo: "Espera, ¿estás usan...?" -
Le hice señas para que no diga nada. Puso una sonrisota y solo asintió.
Así que, por despistado, estuve leyendo su conversación casi todo el
viaje, aunque no fue al interesando, mientras estuve hablaba con Sofía. A
pesar de ello, hubo momentos en lo que pensé que Crístofer sospechaba,
así tomé mis lentes, pues por casualidad los llevaba, y los tenían en mi
mano muy visibles.
Al llegar al colegio, nos
separamos a nuestras aulas. Llegué, no pasó ni un minuto, y María, pues
se sienta a mi lado, me miró y dijo: "¿Estás con lentes de contacto?¿Tus
papás te dejaron?" - Con una mirada de asombro le dije que sí me dieron
permiso. Pero me extrañaba que lo haya notado tan rápido y le pregunté
cómo se dio cuenta. Con sinceridad, me dijo que cualquier persona se da
cuenta de los lentes de contacto y, como por ahí estaba pasando Ramiro,
preguntó algo como: "¿Viste lo que trajo Lucho a la clase?" - Con duda
me miró; luego, por mi mochila; finalmente, alrededor de mí, pero dijo
que no. Solo lo vio con cara de incredulidad. Segundos después, entró
Katty al salón y la saludó desde lejos. Mientras se acercaba a
saludarnos, Katty sonrió y me dijo: "Wow, míralo nada más, alguien se
quiere ver guapo para su chica" - Fernando, como buen entrometido,
rápidamente despertó de su asiento y se acercó a nosotros preguntando
qué había hecho, para poder molestarme. Katty, con un par de carcajadas,
dijo que me miraran.
Una vez más, realizaron
su examen sobre mí y preguntaron dos posibilidades: si me había hecho
algo en el cabello o si había hecho ejercicio. Katty y María con duda y
risas, dijeron que me miraran a los ojos con atención. Fue en ese
momento que lo notaron. Después, dijeron el clásico comentario que las
chicas hacen: "los hombres nunca prestan atención a los detalles". Con
eso en mente, pensé que Estef se daría cuenta más rápido. Así que iba a
tratar de no mirarla directo a los ojos tan rápido. Finalmente, las
chicas mencionaron mis lentes de contacto y los muchachos solo hicieron
un "Aahh" prolongando, dando a entender que no estaban tan sorprendidos.
Luego de ello, las clases comenzaron con normalidad; aunque me parece
que los profesores se dieron cuenta, ya que notaba ciertas miradas
indiscretas en mi dirección.
Saliendo al
recreo, decidí ir confiado y sin expectativa de darle sorpresa a Estef,
pues las miradas de los profesores me dieron a entender que era más
obvio de lo que pensé. Mientras camina en busca de Estef, me percaté que
los ojos exhalaban de vez en cuando y se me empañaba la vista, haciendo
mi búsqueda más complicada; trata de parpadear para lograr la visión,
pero igual demoraba. Segundos después, me abrazó por la espalda sin que
me diera cuenta, pues ella me encontró primero. Al girarme, se fijó y
rápidamente con una sonrisota me preguntó por qué no le había dicho
nada. Mi respuesta, aunque obvia, le dio risa y me dijo: "Sabes que
igual lo iba a notar. (continuó mirándome un rato más) Me gusta cómo se
ven tus ojos con los lentes, parecen dibujos, como si brillaran... Sabes
qué, lánzame una de tus mejores miradas" - Escuchando lo que me decía
le comencé a lanzar miradas pícaras en forma de broma; ello generaba que
se riera bastante, tanto así que me trataba de abrazar para no mirarme,
pero la intentaba apartar con mi brazos para que me mirara y siguiera
riéndose.
El pequeño problema que surgió de
ello fue que ella lloró un poco de la risa y se le resbaló una pequeña
lágrima por la mejilla derecha. Nos sentamos en un de las bancas cerca a
la cafetería, pues se me empañaban un poco los lentes y para ella
pudiera refrescarse de la risa; aunque igual seguíamos jugando de la
misma manera, pues me daba risa su risa. En ese momento, un profesor que
nos enseñó en la primaria pasaba por ahí hacia la cafetería, nos vio de
lejos y la escena, desde aquella distancia en la que se encontraba, se
veía algo rara, por decirlo de algún modo. El profesor Edgardinho, como
le decíamos por su graciosa forma de hablar, con una voz seria, que casi
nadie ha escuchado, nos preguntó qué pasaba y qué le hacía a Estef,
pues parecía que forcejeaba con ella. Me sorprendió con la pregunta,
dado que estábamos jugando. No fue sino hasta cuando la escuchó reírse
que entendió que no le hacía nada. Con los ojos casi rojos, por haberse
reído tanto, miró al profesor, porque no sabía de quién era esa voz
graciosa y seria; sin embargo, cuando lo vio, se rió más aún, pues, no
pensaba que el profesor Edgar podía hacer ese tipo de voz. Solo lo miré
con una sonrisa, pues no sabía qué decir y me avergonzaba un poco la
risa de Estef. Al parecer no era el único, pues, un poco avergonzado, le
dio un pañuelo descartable que sacó de su maleta; pero ella no podía
agarrarlo bien, así que lo tomé y le agradecí. El profesor solo se
retiró un poco rojo; ya con el pañuelo en mis manos, le secaba la mejilla y los ojos, le decía
que se calmara con un risilla que se me salía.
Unos
momentos después, se acercaron sus amigas y mis amigos a preguntarnos
qué había pasado. Mientras se reía un poco, recordando la voz del
profesor, les contamos, lo que generó marcar unas ligeras sonrisas en
sus caras y me comenzaron a llamar "maltratador" o "abusador" en forma
de broma durante un rato en el receso hasta que pasó la profesora de
biología. Y la verdad no sé si los profesores habrán estado susceptibles
o qué, pero la profesora que pasaba por ahí, escuchó a mis amigos y nos
habló de cómo debíamos comportarnos, normas de convivencia y bla bla
bla. Obvio, nuestros amigos se rieron y la profesora se fue con una cara
de broma, pero a la vez no tanto. Ramiro y Ronald continuaron con las
bromas del comportamiento durante un rato más y todo los demás también
metían su cuchara.
En fin, unos momentos
después que ya todos se estaban calmando, Estef se levantó,
sacudiéndose el polvo de la falda, y con una actitud coqueta me jaló de la mano
diciendo: "Bueno chicas (refiriéndose a sus amigas que se quedaron un
rato más cerca a mis amigos), nos vemos en el salón. Chicos,
(refiriéndose a mis amigos), me lo voy a robar un rato." - Sus amigas
solo se rieron un poco, mientras que Katty con una voz graciosa le dijo:
"No te olvides devolverlo que tenemos exposición" - María también se
unió: "Si quieres no lo devuelvas, ya es tuyo" - Fernando no se quedaba
atrás: " Me lo cuidas bien a mi Luchito (grito que no entendí)" -
Avergonzado solo fui más rápido con Estef, pues me parece que quería
conversar sobre cuándo íbamos a salir, dado que ayer no habíamos quedado qué
día. Además, las risas de nuestros amigos (sus amigas y mis amigos)
parecía dar a entender que se estaban conociendo más; lo que no me gusta
tanto, ya que no les caigo bien Camila y Nadia y verlas, me da un poco
de incomodidad, ya le preguntaré otro día a Estef cómo llevarme bien con
ellas.

1 comentario:
Nada como los buenos anteojos
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