19 dic 2025

Por fin, domingo en la playa con todos

20 de Mayo de 2007, Domingo 

Llegado el domingo, les escribí a Crístofer, Ronald, Mike, Fernando y Ramiro para poder ir todos juntos. El único que no respondió fue Mike y no sabíamos el porqué. Cuando comenzaron a llegar: Crístofer y Fernando llegaron con Rosalina y Andrea, respectivamente. Me había olvidado de escribirles a Nicolás y Pepe. Les llamé y me contestaron con bastante tranquilidad. En lugar de ir a mi casa, nos sugirieron encontrarnos en la parada del bus con los demás, pues estaba más cerca para ellos. Así fue, cuando llegaron Ramiro y Ronald partimos todos a la parada del bus. En el camino me preguntaron por Estef y les comenté un poco de mi conversación con ella, aunque resalté el querer ir con mis amigos. Se notaban contentos y me recalcaron la necesidad de salir más con ellos, dado que era nuestro último año escolar. Al llegar a la parada, vimos personas, al igual que nosotros, con diversos equipajes. Al acercarnos poco a poco, notamos que eran Katty, María y Teresa. Se alegraron, pues pensaban que íbamos a tardar. Casi unos minutos después, llegaron Nicolás, junto con Anaís, y Pepé, pero Robin también estaba con ellos, al parecer les dijo a sus papás que se vería con unos amigos y luego iría a la academia. Todos sabíamos que eso último no iba a pasar, se le notaba muy contento como para ir allá. 

No esperamos mucho hasta que llegó el bus. Estaba prácticamente vacío: solo una pareja de señores muy mayores en los asiento reservados y una señora con su hijo en un asiento un poco más atrás. Me dio risa la cara del conductor, pues, mientras subíamos y pagábamos, se notaba una cara de indignación, imagino que por ser muchos chicos y suele pensarse que incomodaremos; pero, al mismo tiempo cuando vio a las chicas, se veía una cara de querer ir a la playa con nosotros. Parecía el bus escolar, pues eramos catorce en total y ocupamos gran parte de este. Las parejas tomaron los asientos junto a las ventanas y a mí me tocó al fondo con Pepe, Robin y Ronald. Todos conversamos sobre los últimos exámenes y nos reíamos, pues todos estaban sorprendidos cuanto había mejorado en mi notas. Por lo general, les pedía ayuda a Crístofer, Ronald o a ambos para que me ayuden a estudiar, aunque a última hora. Katty estaba un poco incrédula, porque, cuando me conoció, ya me estaba volviendo más responsable. Como no hablaba mucho, las chicas intentaron crear conversación con Anaís, dado que era la primera vez que la veíamos. Terminó siendo muy buena onda, por lo menos esa es mi primera impresión.

Llegamos temprano, poco más de las once la mañana, bajamos y había olvidado esa combinación de sensaciones y olores. Caminar sobre la poca arena que llega hasta la acera, el olor  de la sal, el bloqueador solar y la brisa fresca combinada con el calor. Por un momento casi me agarra la nostalgia, pero María me empujó un poco porque caminé lento. Caminamos y no había mucha gente. Mirando por los alrededor logramos divisar a Estef y sus amiga quienes estaban inflando una pelota. Mientras nos acercamos a saludar, ellas también nos notaron y levantaron el brazo. Noté cómo estaba vestida y en mi interior me sentía como si hubiera ganado un Premio Nobel o Los Oscar, porque les estaba agradeciendo a Dios, mis amigos, mi familia, etc. Parece que no le quité los ojos de encima por buen rato, porque mis amigos se saludaron con todas las demás y no me había fijado hasta que me besó en la mejilla y mis amigos me jalaron para cambiarnos. Luego, nos fuimos a los baños y todos los hombres no dejamos de hablar del cuerpo de todas; exageraron un poco más Robin y Ronald, pero lo ignoramos en cierto modo. Salimos y María y las demás chicas aún no salían; mientras tanto, nos fuimos con Estef y las demás y decidimos que jugaríamos vóley cuando salieran. 

Éramos en total veinte, así que tratamos de hacer un partido de diez contra diez. Tratamos de equilibrar los equipos, dado que Nadia, en su año, pertenecía al equipo principal de vóley del colegio, al igual que Katty y María en nuestro año. La sorpresa fue que Anaís también era muy buena. El equilibrio también se debía a que Nicolás, Pepe y Ronald habían jugado una o dos veces en su vida. A parte de eso, cuando comenzamos a jugar, un par de veces nos chocamos por tratar de ir por la pelota y ahí entendí por que el máximo de jugadores por equipo eran seis personas. Además de ello, me percaté de algunos choques "accidentales"; por ejemplo, Nicolás estaba en nuestro equipo con Nadia, pero ella (a pesar de esquivar, correr y jugar bien) se tropezaba o caía mal, logrando que Nicolás la atrapara un par de veces. Por mi lado, nos golpeamos la cabeza con Pepe. En el otro equipo, Estef cayó encima de Camila, aunque ese no fue tanto el problema; la incomodidad fue que trataba de ocultar su cara de desagrado cuando se le acercaron Robin y Ronald que estaban en su equipo. En ese momento, Estef parece que notó esto y se hizo la adolorida (luego me contó esto) para poder sacar a Camila del juego. Por su lado, también salió Irene a ayudar. En nuestro equipo, Nicolás salió porque sentía que estorbaba a Nadia, Pepe y yo también salimos, dado que nos dolía la cabeza.

Antes de sentarse, Nicolás y Pepe se ofrecieron a comprar algunas bebidas. Les pregunté si querían ayuda, pero vieron a Estef sentándose a mi lado (me quedé un poco absorto mirándola) y me dijeron que ellos podían. Camila se sentó a su lado e Irene a la derecha de ella. Al tiempo que mirábamos el partido, nos reíamos por las jugadas de los malos y nos emocionábamos por la buenas jugadas de quienes sabían lo que hacían; sin embargo, Camila dijo en voz baja: "La verdad no quería seguir jugando, ahí está el tipo que les dije que no me caían bien, el insistente." - Discretamente apuntó con el dedo y me pareció que apuntó a Robin; Estef e Irene rápidamente lo detectaron y le dijeron que no se preocupara. Ambas me miraron, pero solo Estef me pidió hablar con él o controlarlo de alguna manera, dado que era mi amigo. Les prometí que hablaría con él acabado el partido y se relajaron, aunque Camila aún se notaba algo rígida y se cubría un poco el cuerpo con una toalla. Antes de que regresaran Nicolás y Pepe, Estef me miró de reojo un par de veces y soltó varias risitas. Me intrigaba la duda, imaginé que notó mi mirada hacia ella, así que le pregunté. Respondió con una mirada coqueta y voz burlona: "No sabía que estabas marcadito" - En ese momento, sin dejar de sonreír, pasó su mano sobre mi abdomen y lo palpó un par de veces. Me reía por las cosquillas que me generaba su toqueteo. Le iba a preguntar si no lo había notado cuando me abrazaba... y me quedé callado por sus amiga. Ella no dijo nada, se quedó tocándome por buen rato; pero, luego Camila e Irene también se fijaron. Fue Irene quien me preguntó cómo había hecho para tener el abdomen así. 

Le conté que hace varios años, uno de mis hermanos mayores J.J. quería adelgazar para impresionar a una chica en el colegio; en ese entonces, pasaba mucho tiempo con mis hermanos y lo acompañé haciendo ejercicio para que no se sintiera solo, principalmente hicimos abdominales durante varios meses. Resultó que sí adelgazó y sí le hizo caso la chica; a mí se me marcó bastante el abdomen, pero extrañamente eso fue con el pasar del tiempo, aun cuando había dejado de hacer ejercicio. Camila se acercó y le preguntó a Estef si podía tocarme; ella no se negó, a pesar de ser mi cuerpo, y con su pequeño dedo me comenzó a pinchar. Las dos me estaban dando cosquillas y me comencé a reír; Irene se levantó animada, dándome un vistazo completo de su trasero y sus pechos, se acercó y comenzó a pincharme también, puesto que le daba risa mi risa. Tener el panorama de tres chicas bonitas mostrándome sus cuerpos semi-desnudos y tocándome, me estaba excitando poco a poco y casi se me levanta el paquete. No obstante, estaban llegando Nicolás y Pepe con las bebidas y ellas se fueron rápidamente a sus toallas. Les repartieron agua y algunos jugos a las chicas y discretamente me preguntaron qué me hicieron, les dije cosquillas. Me miraron incrédulos y después de animar un rato a nuestros amigos mientras jugaban vóley, terminó el partido. 

El equipo de Katty y María ganó tres sets mientras que el equipo con Nadia y Anaís solo ganaron uno (el primero para ser más exactos) porque, en mi opinión, parecía que Nadia no se esforzó tanto sin Nicolás al lado. Nos acercamos y poco a poco todos nos fuimos metiendo al mar, jugamos un rato más. Cargue en mis hombros a Estef y pude sentir sus piernas en mi cara. Sin embargo, no le ganó a María, siendo cargada por Pepe; y luego luchó contra Camila, porque era más pequeña, aunque tampoco le ganó por que se resbaló y me arrastró con ella. Luego jugamos a las atrapadas, aunque teníamos ventaja los que habíamos pasado buen tiempo entrenando natación: Akira, María, Pepe, Teresa y yo. Aquí Ronald aprovechó para "atrapar" a Nadia al punto de que casi recibe un buen golpe. En este juego dejé que Camila me atrapara varias veces, porque no alcanzaba a nadie. Tenía que hacerlo, dado que accidentalmente dos veces casi les saca el traje de baño a Crístofer y luego a Samanta; todos se rieron cuando le pasó a Crístofer, pero las chicas se lanzaron cuando casi fue a Samanta, incluso hubo gritos: "¡CAMY NOOO, CUIDADO!" - Después de ese juego, algunas parejas se cansaron y fueron a sus toallas a descansar. Fernando y Ramiro querían jugar a la gallinita y eso hicimos, hasta que noté que a Estef ya estaba cansada y salimos del agua. Todos estuvieron de acuerdo y parecía una larga zona de campamento por la fila de toallas y sombrillas.

Sé que se nos hicimos tarde, puesto que almorzamos más de las dos de la tardes. Nos cambiamos en lo baños, todos guardaron sus trajes de baño y fuimos al restaurante cercano, en el cual siempre comíamos cuando iba con Gina, Mike y Teresa hace dos años. La diferencia era que ahora éramos un gran grupo y me sentía un poco nervioso por eso mismo atrayendo miradas. Ronald entró primero y le pidió al camarero una mesa, lo cual era absurdo porque éramos veinte. El señor nos ayudó a juntar unas mesas para lograr formar dos mesas grandes. Mientras me sentaba me miró directamente y con una sonrisa me saludó: "Hola joven, cuánto tiempo sin verlo por acá. Veo que ha venido con todo su colegio. No lo había reconocido entre tantas personas" - Me reí con él, le devolví el saludo y me disculpé, porque no lo había reconocido. Este tipo de comentarios siempre genera ese puntillazo: "Veo que no ha venido con la señorita, seguro no ha terminado sus tareas..." - Me congelé, porque justo me estaba sentando al lado de Estef. No sé cómo, pero Teresa le contó que se había ido de viaje. El señor muy amable se lo creyó y nos dio tiempo para ver qué queríamos pedir. Escuché un ligero: "¿De quién hablan..?" - Pero a mi alrededor trataron de seguir conversando sobre la comida y sobre qué hacer después. 

A pesar del curioso comentario, el ánimo siguió bastante bien, dado que todos estaban a la expectativa de lo rico que podría ser ese lugar si tanto lo habíamos frecuentado en el pasado. Mientras mis amigos conversaban con Teresa sobre los platos a elegir, las amigas de Estef también me preguntaron sobre la carta; sin embargo, supongo que por la emoción de jugar en la playa y de ir a comer, me preguntaron qué haríamos después. Por mi parte, no tenía ni idea, ya que, por lo general en el pasado, me gustaba pasar el tiempo con Gina paseando por los alrededores, conversando y besándonos. Quería hacer eso con Estef, pero sabía que sería extraño que ignoremos a nuestros amigos. Mientras comíamos trataba de pensar en algo por hacer; sin embargo, la idea llegó por sí misma, pues, cuando terminamos y pagábamos la comida, Fernando y Ramiro me dijeron que vayamos a la playa un rato más a tomar las bebidas que aún no se habían acabado y María y Katty secundaron la idea, dado que María había llevado su radio y querían bailar un poco. Teresa, y en general las chicas, se animaron con esa idea y casi fue indiscutible el no ir. Nos dirigimos y quedaban muy pocas personas. María encendió la radio, bailaron un momento solas y poco a poco se iban animando sacando a sus respectivas parejas. 

Algunos como Ronald y Pepe discretamente se acercaban a Irene y a Akira. Antes de ir a bailar con Estef, Fernando y Ramiro, con voz alta como dirigiéndose al público, les preguntaron a todos si querían cerveza para ir a comprar. Para mi sorpresa casi todos estaban de acuerdo. Por ese motivo, los tuve que acompañar. Antes de partir arrastré a Robin, pues debía decirle que deje de ser tan... tan... ¿insistente? con las amigas de Estef. No sabía muy bien cómo abordar el tema, pero aún así le expliqué de la manera más franca y amable posible; me parece que me entendió un poco triste, lo importante es que entendió. Regresamos con varios sixpacks de cerveza y las comenzamos a repartir. Dudé un poco cuando me acerqué a las amigas de Estef, dado que su papá las iba a recoger y recordé que ella junto a Camila y Samanta no tenían buena resistencia al alcohol. No obstante, ellas me dijeron que con una no había problemas. Dicho eso, Ramiro les dio una lata a cada una con una gran sonrisa. Una vez más, Samanta se veía nerviosa, recuerdo que después de bailar Estef, esta se fue al baño y vi a Samanta sufriendo a mi lado aún con la lata a la mitad, le dije que me la diera, ya que, aunque tampoco me gustaba, no me mareaba tan rápido. Se le veía aliviada, me agradeció y me preguntó si siempre nos juntábamos en la playa de esa manera. Le conté que era la primera vez, nunca habíamos sido tantos. Ella me mencionó que desde que estoy con Estef, ahora se divertían más. Me comentó que, con los chicos de su año, no habían muchas reuniones, dado que a los chicos les gustaba reunirse a jugar futbol o básquet, casi nunca incluyen a las chicas, salvo a las que no les importa jugar con ellos.

Era la primera vez que hablaba a sola con Samanta. Nos entendimos bastante bien hasta que llegó Irene con otra lata de cerveza en la mano y comenzó a molestarnos: "Lucho, no le quites su cerveza a Samy.." - Le respondí que solo me estaba invitando su poco, pues se me había acabado la mía. Le regresé la lata con muy poco y Samanta me susurró agradecida. Irené contestó rápido: "Me hubieras avisado, los chicos han comprado más." - Me alarmé, dado que no sabía en qué momento Fernando, Ramiro, Nicolás y Robin fueron por más cervezas y ya las habían repartido. Irene llamó a Ramiro y este me entregó otra. Le preguntaron a Samanta y se excusó diciendo que aún tenía. Estef se acercó con otra en mano y la miré suspicaz. Me contestó que aún se sentía bien y no pasaba si tomaba otra. Aún así temía un poco, su papá podría olerlas, tanto a ella como a sus amigas, y luego me miraría mal en el colegio y... y... ya no quiero darle vueltas al asunto. Me calmaré y seguiré narrando lo que recuerdo... En fin, todos estaban bien; sí, reían y hablaban más fuerte de lo normal, pero aún no se notaban mareados. No me alarmé más y decidí tomar y bailar un poco más con todos, principalmente por que Estef estaba muy hermosa y quería más tiempo dado el poco tiempo que habíamos tenido en los días pasados.

Por conversar, bailar y tomar, no me había dado cuenta lo rápido que había pasado el tiempo, más de una hora. Se acercaban las seis de las tarde y las iban a recoger en cualquier momento. Oscurecía lentamente, pero a mis amigos parecía no importarles. Anaís se había integrado muy bien con las chicas, incluso intercambiaron números. Me detuve para descansar y mirando mi alrededor observé que Fernando y Andrea habían desaparecido, al igual que Crístofer y Rosalina; Anaís llevaba de la mano a Nicolás por otra parte. En ese momento, Estef se sentó a mi lado y se recostó en mi hombro: "Ha sido una buena salida a la playa, espero que la siguiente sea pronto" - Me besó por un buen rato y no me dio tanta vergüenza que nos vieran algunos. Sin embargo, sentí que su aliento a cerveza era un poco fuerte, lo que me pareció raro, puesto que si habíamos tomado lo mismo, pensé que ni debería sentirlo y sentí cierto desagrado por ese olor. De casualidad pasó Ramiro y le preguntó si había más cerveza. Ramiro me miró y le contestó que posiblemente ya había tomado suficiente. Le pregunté cuánto había tomado, pero ella dijo que dos; no obstante, Ramiro, con cara de culpa, dijo, y lo recuerdo claramente: "Me parece que ha tomado cuatro (me miró alarmado), yo solo le di la tercera y ya no le iba a dar más, te lo juro.".

Me molesté un poco con ella, dado que se le notaba mareada. Me dijo que no fuese aguafiestas y que sus amigas sí estaban bien y ellas le explicarían (o se justificarían, mejor dicho) todo a sus papás. Miré a una muy cuerda y sobria Irene y me dijo que me tranquilizara, que ya había pasado antes. Miré al resto de sus amigas y solo seguían cuerdas Samanta, obviamente, y Nadia que se la pasó bailando con Pepe para no tomar. En plena conversación, una muy mareada Camila se me acercó y se lanzó para abrazarme por el cuello. Comenzó a agradecerme por invitarlas con la cara muy cerca a la mía, fue incómodo. Irene y Estef trataron de sacármela de encima, pero forcejó diciendo: "En serio, déjenme agradecerle. (Me besó en el ojo, luego mientras se acomodaba y se sentaba en mis piernas, miró a Estef) A ti también quiero agradecerte, si no fuera por ustedes dos, no nos estarías divirtiendo así." - En ese momento sus pequeños pechos estaban en mi boca y, cuando estaba girando la cabeza en dirección a Estef, vi, y algunos a nuestro alrededor, como la besó rápido en los labios. Casi grito del susto, pero me controlé y logré sentar a mi lado a Camila. Mientras la estaba ayudando a sentarse, vomitó en la arena cerca a mí. Todos alrededor se alarmaron. 

Decidimos parar todo, pues necesitábamos que, todos aquellos que se habían mareado, descansaran; de otra manera el papá de Estef y Teresa nos iba a regañar. Pasaron cerca de quince minutos y apareció una camioneta cerrada bastante grande. De ahí bajo el señor, se acercó con mucha tranquilidad y a la distancia nos preguntó cómo estábamos todos. No encontró a todos recostado y con botellas con agua, por obvias razones. Notó y mencionó en broma que la mitad del grupo éramos sus tutoriados. Miró un poco más y nos preguntó si habíamos tomado. No le mentimos y ligeramente preocupado preguntó si fue moderadamente. En ese momento, muchos que estábamos bien, respondimos que sí; les preguntó en general a las chicas si estaban bien, todas afirmaron; luego le preguntó a todos nosotros y respondimos con más seguridad. Me parecía que el señor estaba entre alegre, preocupado, dubitativo y conforme. Le dijo a Estef y a sus amigas que vayan subiendo a la camioneta, por suerte Camila parecía que tenía sueño nada más. Todas se comenzaron a despedir de todos y Akira también mareada me besó medio boca sin que los demás vieran. Le preguntó a Teresa si quería ir con ellos o si se quedaba con nosotros un rato más. Ella respondió lo obvio, el señor se despidió de todos nosotros y se fue. Nos sentimos muy aliviados, aunque estábamos cansados y nos fuimos a la ciudad para comer.

Fue un día excelente, me gustaría repetirlo a futuro; sin embargo, lo único que me ha dado vuelta por la cabeza ha sido cómo se las arreglaron para que no sospecharan de Camila. ¿Qué le dirán a sus papás?¿Nuestro tutor notó algo o de verdad se ha creído todo? Espero que más tarde o mañana Estef me cuente qué pasó. Creo que de eso depende si las dejan venir con nosotros en el futuro. Bueno, no dejará de ser un día excelente y un buen recuerdo.

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