23 de Abril de 2007 Lunes
El domingo fui de los primeros en levantarse; me parece que eran alrededor de las seis de la mañana cuando me despertó Katty para decirme que despierte a los demás, pues le dada algo de vergüenza ver cómo los demás parecían muertos en el sofá y en la alfombra. Observé que todos estaban volviendo en sí, aunque muy lentamente. Así que, poco a poco iba avisándoles que había amanecido. Además de ello, vieron a su alrededor y quisieron ayudar con una básica y rápida limpieza; en cierto modo, antes de que se fueran, me dio risa ver a mis zombificados amigos limpiando lo que podían.
Mientras todos se despertaban en la sala, fui a mi habitación, pues Irene, Estef y Nadia se habían dormido ahí. Mientras subía las escalares, vi que Crístofer y Rosalina estaban durmiendo profundo en un sofá del segundo piso; aunque se notaba que ella estaba más cómoda. Es más, parecía que querían hacer una representación de "Titanic". De la misma manera, también vi que en la habitación de huéspedes estaba María; Nicolás en el suelo y, cerca a él estaba Robin. En cierto modo me reía, pues noté que Katty no había dormido sola y muy posiblemente los cuidó. A pesar de que todo parecía un desastre con posible ruido, también me percaté que trataron de hacer el menor ruido posible para que mis papás no se incomoden o despertaran, pues aún los escuchaba roncar.
Cuando entré a mi habitación, Estef y Nadia estaban sentadas y conversando mientras que Irene aún estaba durmiendo con una almohada encima de su cabeza, pero parecía que estaba despertando. Las dos me dijeron que se habían divertido y una voz débil por la almohada también secundó la afirmación de las otras. Además, me estuvieron recordando cómo tocaba la guitarra y, después de un momento, me avergonzaba, puesto que hablaban de cómo bailaba. De tanto reírse, Irene se despertó y se sumó a la conversación, aunque Estef la miraba de una manera... ¿graciosa? Sea como sea, parece que Nadia se resfrió un poco y, mientras abrió la mesa de noche, buscó un pañuelo o algún papel.
Esta parte me congeló un buen rato, dado que el día anterior había dejado los dos condones ahí. Sin embargo, no me acordaba y le dije que buscara, pues sí habían pañuelos... No entiendo mi suerte, de tantas cosas, cómo es posible que agarra un condón, lo sacó, lo olió y preguntó: "¿Qué es esto, una servilleta húmeda? Huele bien" - Estef e Irene sí lo notaron. Por el lado de Estef, se tapó lo boca con la mano, le dijo que lo deje donde lo encontró y me miró. Mientras tanto, Irene reaccionó con una sonrisa burlona, dio un respiro de sorpresa por la boca y dijo que no lo podía creer mientras agarró de los hombros a Estef. Rápidamente me acerqué a quitárselo de las manos, agarré el otro del cajón para ponerlos en mi bolsillo y le di los pañuelos que estaban al lado.
Irene, entre burlona e hiperactiva, le dijo: "No, Nadia. Esos eran (bajó la voz) condones" - Solo soltó un ruido de haber entendido y por la sorpresa. Luego, Irene siguió hablando mientras nos miraba a mí y a Estef: "¿No me digas que anoche lo hicieron? (miró la cama y se bajó, al igual que Nadia) Woo, IUU, no puede ser, ya..." - Estef estaba roja, e interrumpiéndola, le dijo que no habíamos hecho nada; yo también les dije que no había pasado nada, pues ella se había quedado dormida. Luego Nadia metió su cuchara: "Osea que sí lo iban hacer" - Como no iban a escuchar, les dije: "Saben qué, esto no tiene sentido. Chicas, bajemos con los demás, ayudemos en la sala, porque mis papás se van a despertar en cualquier momento y si ven esto no habrá otra reunión." - Estef también mencionó que vayamos y le hicieron caso. Mientras se iban y nos miraban, Irene, con un tono de voz molestoso, dijo que esta conversación se había puesto interesante y que no se había acabado.
Cuando las dos salieron, con una mirada muy perspicaz, Estef me preguntó sobre los condones y por qué no le había dicho nada. Me dio vergüenza decirle que mi papá los dejó y le mencioné que no pensase mal de mí. Su mirada se iba transformando a una expresión molesta y no me preguntó nada más. Sin embargo, mientras todos estábamos limpiando, ella estaba un poco distante, aunque igual fingía frente a los demás. Para mi suerte, ni Irene o Nadia habló con los demás del tema. O eso pensé, ya que parece que sí lo hablaron en voz baja con Akira, Camila y Samanta mientras estábamos limpiando. Bueno, además de que era posible que todas sus amigas me vean mal, mis amigos también estaban riéndose, porque también vieron que me fui de la mano con Estef a mi habitación; la peor parte es que lo decían abiertamente. Afortunadamente, ellos también se decían cosas, pues todos estuvieron ebrios y molestaban a las parejas que se toquetearon en la sala.
Cuando se terminó la limpieza y algunos ya se habían ido, cerca de las siete y media, mis papás aparecieron y agradecieron que hayan limpiado la casa. Asimismo, a quienes aún habían quedado, les invitaron desayuno; aunque, algunos ya tenían que irse. Aparte de eso, al irse todos, por fin pude ir a mi cuarto y escribí lo que pasó. Después de escribir, me sentía cansado y me eché en mi cama; sin embargo, mis almohadas olían principalmente a Estef e Irene y me terminé excitando. El sueño y el olor de ellas había generado mucha energía en mis pantalones; por ese motivo, sentía que debía liberarme y mi cerebro las imaginó de una manera particular, aunque más la imaginé a Irene con uniforme y mojada. Luego de ello, me quedé dormido hasta el almuerzo.
En fin, como todas las tardes de domingo, llamé a Estef. Nos saludamos con normalidad, conversábamos sobre la reunión, pero después le pregunté si estaba molesta. Hubo un pequeño silencio y un poco molesta me preguntó: "¿Te querías aprovechar de mí?" - Alarmado le respondí: "No, te iba a preguntar y, en caso de que hubieras querido... Pero, te quedaste dormida y eso fue, no pasó nada más." - Contestó: "¿No podías decírmelo cuando estábamos sobrios?" - Le pedí perdón y fue por que tenía vergüenza de preguntar tal cosa. Además, sentía que nos poníamos más pícaros tomando. Se le escuchaba más tranquila y me dijo: "Está bien, te perdono... Sinceramente, yo también hubiera querido que algo más ocurriera. No exactamente tener relaciones, pero..." - Le respondí que lo haríamos cuando ella quisiera o se sintiera preparada, no tenía problemas. Se le escuchaba avergonzada y luego conversando me preguntó: "¿Fuiste a comprar condones antes de la reunión, no te dio vergüenza? - Como no podía decirle que mi papá me los dio, le mentí y le conté que sabía dónde uno de mis hermanos mayores los guardaba.
Sentí que esquivé esa pregunta; sin embargo, la siguiente fue peor, pues se le escuchaba dubitativa y con voz tenue: "Entonces, ¿tú y Gina... tenían relaciones?" - Rápidamente le contesté que no, lo más lejos que habíamos llegado fue cuando nos perdimos en la isla. Es más, sentía que había llegado más lejos con ella que con Gina. Sé que disimuló, pero igual se le escuchaba más feliz. Incluso, diría que ya no tenía esa actitud con la que se fue. Quién sabe, puede ser que eso haya estado pensando cuando vio los condones, por eso el cambio de actitud y la pregunta. Como sea, después de incomodarme con esa conversación y seguirla por un rato, dado que ella quería, me habló sobre mi cumpleaños. Además, mencionó que podíamos avanzar un poco más en esa parte de nuestra relación, puesto que ella también tenía curiosidad y me dijo que se sintió bien cuando la toqué, así que... ¿Qué más puedo pedir?