28 abr 2010

Vamos...¿Si?

04 de Septiembre de 2006 Lunes 
 
Hay una fiesta el sábado y Gina parece que se está animando a ir. Sinceramente, me gustaría que vaya, para que pueda distraerse un poco de los problemas que ha tenido. Además, sería bueno, pues que no hemos ido a una fiesta hace mucho, porque todas las fiestas han sido muy lejos de donde Gina y yo vivimos. Ojalá quiera ir, si no quiere tampoco hay problema. 
 
Hoy cuando llegué al colegio, todos me miraron y preguntaron si me peleé con alguien, debido a todos los moretones que tenía. La verdad, no les quise responder, pues me daba vergüenza contarles que me sacaron la mierda un grupo de idiotas. Por su parte, Rita estaba más preocupada que el resto, pues esperaban el chisme, y le conté lo sucedido. Cuando llegó el recreo, todos mis amigos me vieron cómo estaba y empezaron hacer un escándalo. yo también estaba molesto; pero, prefiero considerar que las cosas ya pasaron, pues, cuando me acuerdo, me molesto mucho. Luego, Ema me miró con una cara roja, la miré y luego, un poco sobresaltado, miré a otro lugar, pues recordé lo ocurrido. Akira y Estéfani pasaron por ahí, vieron cómo estuve y pensaron que había peleado. No les quise responder, ya que me prestarían más atención y no las quería incomodar por un accidente tan estúpido. 
  
Antes de finalizar el recreo, Rita y Betty nos invitaron a la playa el viernes, ya que ellas viajan el siguiente sábado. Vamos a ir Rita, Betty, Mike, Teresa, Rosalina, Crístofer, Gina y yo. Ema no podrá ir, porque tiene cosas que hacer con su mamá; no dieron mucha explicación. En esta ocasión, Gina aceptó, pues las considera buenas amigas y también le gustaría pasar unos momentos más con ellas. Segundos después de invitarnos, Rita me pidió que la acompañe a la cafetería. En el camino, mencionó que había conversado con Ema sobre mí. Un poco ansioso, le pregunté qué le dijo, pero prefirió no decirme nada más.
 
En el segundo recreo, quería conversar con Gina, pues quería saber cómo iba su estado de ánimo, así que la llevé a la azotea y de camino la iba tratando de convencer. Cuando llegamos nos encontramos con una chica extranjera. Ella solo hablaba ingles y nos explicó que el colegio seguía siendo apto para este régimen educativo. Fue una buena noticia, aunque su opinión no es la ultima palabra, puesto que habían varios reportes de todos los alumnos de intercambio. Fue interesante conversar con ella, sobre todo cuando nos contó que nuestro colegio era pequeño en comparación al suyo (nuestro colegio mide 20 hectáreas). Finalizando el segundo recreo, Gina me dijo que sí iría a la fiesta. Lo que me pone feliz y un poco asustado al mismo tiempo...

Bueno, después de la calma viene la tormenta. Sé que debería ser al revés, pero en mi caso es así... La tormenta es que, otra vez estoy saliendo mal en mis cursos, pues me he distraído bastante. Qué horror, el bimestre ya termina y mis papás no saben en qué estoy mal. No quiero que se enteren al final cuando salga mal... Espero no reprobar. 

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