5 jul 2010

Historias y Fantasmas Parte 1

08 de Octubre de 2006 Domingo  
 
Rayos, yo siempre he creído en fantasmas. Lo explicaré con una pequeña historia que me pasó de pequeño cuando tenía cinco años. 
 
Mis hermanos y yo nos quedamos solo en casa y mi bisabuela había fallecido hace un par de meses. Unos día después, hubo un apagón y pensábamos que la luz regresaría al poco tiempo, pues se fue al medio día. Sin embargo, alrededor de las siete de la noche, comenzamos a tener miedo y nos fuimos a la cocina.
 
Creo que eran las siete y treinta de la noche y sonó el teléfono de mi casa, porque no está conectado a la linea eléctrica de la casa. Mi hermano mayor contestó y una tía le contó que uno de mis tíos había sido saltado y lo habían llevado de emergencia a un hospital. Mis hermanos y yo nos quedamos muy fríos cuando nos contó eso. A quién se le ocurre contarle eso a niños de 11, 8 y 5 años. 
 
Pasó media hora y nadie llevaba aún; por suerte, encontramos velas en los cajones de mis abuelos. Sin embargo, aún tenía mucho miedo, no sabía qué hacer y el frío me había entumecido las manos y pies. Mis hermanos y yo casi no podíamos conversar por el miedo y sentí el silencio como una espada que me atravesaba el cuello y el estómago. En un momento, nos logamos tranquilizar un poco y tratamos de conversar sobre cualquier cosa; pero, en esos momento de tranquilidad, escuché unos pasos en las escaleras. 
 
Me alarmé mucho y los traté de ignorar para que mis hermanos no se asusten. Pero unos segundos después, se escucharon caminando muy rápido en todas las escaleras como si alguien las bajara apurado. Sentía nauseas de tanto miedo y no me podía mover, estaba paralizado. Mi segundo hermano estaba llorando y él primero estaba pálido, pero trataba de que nos calmemos, como si no hubieran ruidos. 
 
Cuando quería vomitar, mis papás llegaron y empezaron a buscar si alguien estaba en el segundo piso, pues ellos consideraron que podían ser ladrones. Al principio les dijimos que no fueran, pero fueron arriba y no encontraron nada. Obviamente no eran ladrones, pues todo estaba intacto. 
 
Me dieron agua para que me tranquilizara, pero no podía por las nauseas. El problema del apagón surgió por que los fusibles de la casa habían explotado. Por extraño que parezca, eso había ocurrido. Por suerte, mi papá tenía unos de repuesto en la cochera y lograron encender las luces. No recuerdo si fue una hora o media hora después, pero me logré tranquilizar.  
 
En fin, es por eso que ayer, casi me muero de miedo cuando nos fuimos a ese hospital... 
 
 
Continuará...

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