11 jul 2025

Tareas con cariño y un rumor

27 de Abril de 2007, Viernes

Fue una semana un poco movida, dado que, igual que el año pasado, acepté realizar tareas extras en algunos horarios de los recreos por recomendación de María. Por su puesto, esta vez les dije a los profesores encargados que no todos los días iba a realizarlas, dado que no todas las materias me atraían. De la misma manera, a pesar de haberle dicho a Estef sobre las tareas, estuvo un poco inquieta. ¿Cómo así? Pues... Al principio estuvo tranquila y entendió que quería reforzar ciertas materias para los futuros exámenes de admisión. Sin embargo, esa paz solo duró el lunes y martes; luego, el miércoles, antes de que todos pudieran salir del aula y nos quedáramos los que debíamos, ella fue a verme con sus amigas. Todos las estaban mirando, ya que rodearon mi mesa de una manera peculiar. Camila apoyaba sus codos en mi mesa mientras miraba mis tareas; Estef se sentó un pequeño espacio de mi silla; Akira apoyó sus brazos sobre mí, prácticamente echada en mi espalda, mirando mis tareas; Irene se sentó en la silla de adelante con un cruce de piernas un poco... wow, mientras veía mi mesa. No sé hasta qué punto puedo decir que estuve aliviado, puesto que Nadia acompañó a Samanta al salón de arte con la profesora y no estaban.

Al principio no me había percatado de nada, ya que me reía con ellas. Pero noté ciertas risas y susurros extraños por parte de mis compañeros cuando me iba a recoger las tareas extra del pupitre del profesor. Pensé que tal vez sabían lo que Teresa me había contado la semana pasada, que habían escuchado rumores sobre ellas o, peor aún, que alguien había mencionado algo sobre la último reunión. De un momento a otro miré donde estaban todas y vi las poses que describí. Por mi cabeza solo habían preguntas: "¿Qué cara debo poner? ¿Qué les digo a las chicas? ¿Qué estarán pensando los demás?" - No obstante, eliminé toda idea de mi cabeza y traté de generar conversación graciosa, ya que se notaba que ellas habían ido a charlar y a molestar un momento. Sin embargo, Estef estaba un poco más cariñosa de lo normal, dado que no estuvimos juntos un par de días en los recreos y solo hablábamos por teléfono. Por este motivo, quienes aún estaban en el aula se reían y me decían cosas a lo lejos. A pesar de ello, me sorprendió cómo Camila y, con menos intensidad, Irene, les respondieron los comentarios sarcásticos y los avergonzaban. Por ejemplo, mis compañeros decían con voz de payaso: "Por favor, la pareja calenturienta, despejar el salón de clases" - Las chicas les respondían como si fueran policías: "Por favor, los cómicos solitarios retírense sin opinar, tss, cambio". 

En fin, los comentarios y respuestas fueron muy graciosos por ambas partes. Las chicas me dijeron que les encantaba responderles a las personas cuando molestan a Estef, puesto que antes la molestaban los chicos de su clase como una forma de acercarse y coquetear con ella. Pero ya no lo hacen tan a menudo como antes, porque estoy con ella y parece que en su año hay un rumor sobre mí, el cual no me quisieron contar. A pesar de ello, por lo que me han dicho, el único que aún la molesta es su "ex": Marlon. Aún me da un poco de risa esto, pues mi cerebro cuando escucha "ex" da un pequeño salto, como si me electrocutaran. Obviamente, las chicas lo notaron y me preguntaron si estaba celoso, mientras se reían y miraban a Estef. Aunque lo niegue, mi reacción y mi tono de voz no sonaban muy convincente para ellas. Con esa idea en sus cabezas me molestaron por un rato y Estef me decía que era mentira, pues ya no la molestaba. Después de un rato, las amenazó con dejar de hablarles y sus amigas se reían de su reacción, mientras la abrazaban y decían que era muy linda. Segundos después, llegó el profesor de matemáticas y les pidió que salieran, debido a que sabe que eran de un año menor. 

Mientras las demás se despedían y se iban del aula, Estef esperó que las demás se fuera para quedarse última y pedirme un abrazo, pues me dijo que habíamos pasado dos días sin contacto. Estaba con los brazos extendidos, las muñas sueltas esperando su abrazo y una carita coqueta que buscaba la manera de atraerme. Sin embargo, vi cómo el profesor se contenía la risa y algunos compañeros habían girado su cabeza para mirarnos y reírse. En esos momentos estaba muy rojo, me levanté de mi asiento y la llevé de la mano fuera del aula, cerca a la puerta del aula contigua. Cuando ya nadie de adentro podía vernos, le dije: "¿Estef, qué pasó? Eso fue muy vergonzoso." - Me respondió muy decidida: "No me importa, igual todos ya saben que estamos juntos" - Le corté: "Sabes muy bien que ese no es el punto. No podemos hacer esas muestras de afecto frente a los profesores. Es parte de nuestra nota de conducta y necesito estar bien en todas..." - Me detuvo para decir con la voz suficientemente baja para que no oyeran en mi salón: "Ya, ya, está bien. Dame mi abrazo" - Parecía una niña caprichosa, pero me dio risa y la abracé. Dejó caer su peso en mi pecho y comenzó a frotas su cara contra él. Le pregunté qué hacía y me dijo que hace días no estábamos juntos.

Cuando ya la estaba soltando, me miró con el mentón desde mi pecho y me pregunto con voz bajita: "¿Y mi beso?" - La vergüenza se apoderó de mí, porque, en ese preciso momento, noté que una profesora salía del aula contigua y parece que escuchó. Traté de disimular, me reí y le dije: "Ya nos vemos más tarde en atletismo" - La besé en la mejilla y me despedí. Ella también se despidió, pero un poquito asustada por que pensó que la profesora la había escuchado. Mientras entraba a mi salón, la profesora volteaba de vez en cuando para vernos. Supongo que sabía que Estef era hija de un profesor. En fin, mientras me sentaba, el profesor con un tono de ironía, indignación y risa me preguntó si podíamos continuar mientras los demás del salón se reían. Le pedí disculpas y con una sonrisa comprensiva mencionó que tuviéramos cuidado, pues hay profesores que se son muy estrictos con el comportamiento cariñoso. Le di la razón, me volví a disculpar y avanzamos todo el material que había traído para ese día, el cual no fue poco.

Terminado el día escolar, nos preparábamos para las clases extracurriculares de atletismo y me dirigía al campo. A medio camino se me acercaron Crístofer y Rosalina y los saludé, pero se veían algo preocupados. Crístofer me dijo un poco nervioso y dubitativo: "¿Por casualidad has escuchado algo raro por ahí? (Le dije que no y pregunté a qué se refería) Ah, mira, no es que sea un rumor muy extendido, es algo fuerte, pero no suena tanto" - Le dije que no me diera vueltas y le pedí que me diga cuál es el rumor. Segundos después, pasaron con una ligera preocupación en el rostro Camila y Samanta. Me miraron y Samanta se sorprendió, casi como un susto. Luego de saludarlas, Crístofer continuó: "Pues, como te decía, el rumor dice que Estefani y tú, tuvieron... ya sabes (e hizo una seña rara con las manos)" - En ese momento, Camila lo detuvo y preguntó en dónde o de quién lo había escuchado. Le respondió que comenzó a sonar en las últimas horas de clase, después del segundo recreo, por lo menos, en nuestras aulas. Ellas se veían un poco tristes, pero sobre todo culpables y comentaron que aún no sonaba en los salones de su año, solo en los nuestros. En ese momento no me había percatado de nada y les mencioné a Crístofer y Rosalina que no sabía nada, dado que no podía salir en los recesos por las tareas extras de los profesores.

Parece que no aguantaba la culpa, pues con cara de susto y muy tímida Samanta mencionó lentamente: "Perdóname, fue mi culpa. No fue mi intención, fue un accidente" - Antes de que los demás pudiéramos reaccionar o decir algo Camila salió en su defensa: "Es verdad chicos, fue un accidente. Nosotras no estábamos..." - Rosalina le interrumpió y le preguntó cómo había pasado, ya que, si ese rumor llega a los oídos de algún profesor o papá, todo podría salirse de control. Camila continuó: "Ya lo sé, el papá de Tefy podría pensar mal de nuestra salidas y reuniones. (le pedimos que nos contaran cómo sucedió) Está bien, en el segundo recreo estuvimos en el pasadizo que conecta el lugar donde se besan las parejas; por eso pensamos que poca gente pasaría, ya saben que es un lugar por donde pasa poca gente. Ahí estuvimos molestando a Tefy por que se fueron juntos, mareados y de la mano a tu habitación (refiriéndose a mí). Entonces, no nos dimos cuenta y, cuando Samanta estaba bromeando sobre lo cariñosos que se habían puesto y sobre los condones que tenías en tu habitación, pasó una pareja de su año... Pensamos que no nos habían escuchado, pero parece que hablaron, sin saber que era una broma entre nosotras." - Me alarmé muchísimo, pues mis papás, profesores, amigos, compañeros del salón podrían pensar que crucé la línea antes de terminar el colegio, y sin haberlo hecho.

Cuando terminó de contarnos todo, Estef e Irene venían conversando y riéndose, nos saludaron y preguntaron por qué nuestras caras de sustos. Crístofer y Camila les explicaron lo sucedido y también se quedaron pensativas. Sin embargo, Estef, casi sin preocuparse y con voz comprensiva, dijo: "Pero al final no hicimos nada, ese rumor es falso, tranquila." - Samanta comenzó a llorar y Estef la abrazó para consolarla repitiéndole varias veces que sabía que fue un accidente y que no lo había hecho con mala intención. Rosalina y todas las amigas de Estef también la reconfortaron. Después, se calmó un poco y las chicas se fueron al baño, Estef, a la distancia, me decía que nos veríamos al rato en la pista. Mientras tanto, me fui al campo con Crístofer y Rosalina, ya estábamos un poco más relajados, pues fue una casualidad y no lo habían inventado terceros con malicia. Sin embargo, en el trayecto, Rosalina me dijo con burlona y juguetona: "Lucho, eres todo un pillo. No sabíamos que ese día te la llevaste a tu habitación... Dinos la verdad, ¿lo hicieron? No los voy a juzgar (Crístofer respaldó diciendo lo mismo)" - Avergonzado les dije que no y me pidieron que no les mintiera. Aunque les repitiera varias veces que no lo hice, me insistieron cada segundo con lo mismo. Incluso me preguntaron por qué no lo hice o si me había acobardado. Dada la insistencia, quedé exhausto y les conté que se había quedado dormida y no la quería despertar. Contarles eso, generó que se rieran de mí y pensaron que realmente me había acobardado. Estaba muy avergonzado, ya no quería hablar más y aceleré el paso para llegar con los profesores.

En medio del entrenamiento, pensé en el comportamiento de Rosalina y me recordó bastante a Crístofer. Lo estimo bastante, pues lo conozco desde los nueve años, pero ahora también está la versión femenina, espero que no me dé un derrame cuando ambos se pongan insoportables.

En fin, Camila, Estef y Samanta llegaron a los pocos minutos de iniciar el entrenamiento y todo fue normal. Yo sufría y para ellas era miércoles. Cuando tocaba pequeños descansos, Estef se trataba de sentar muy pegada a mi lado y algunos compañeros de mi año nos miraban de reojo con cierta suspicacia. No estoy seguro si a ella no le importaba o no se percató, pero me daba tranquilidad de que no se estresara por rumores. Ya acabo el entrenamiento, y antes de subir al bus escolar con sus amigas, me preguntó por su beso. Me reí, se lo di por un buen rato, hasta que llegaron sus amigas y nos fuimos. Ya cerca de su casa, ella me preguntó si el sábado quería ir a su casa a repasar para sus pruebas, le dije que no había ningún problema y nos despedimos... Ahora, espero que este rumor no se salga de control, porque ayer y hoy no hubo cambio alguno en el ambiente, todo se ve y se siente muy tranquilo, solo cuchichean y se ríen o están atentos cuando estoy muy cerca de Estef. Quiero imaginar que solo están observándonos, dado que siempre tuve reputación de ser muy tranquilo y no romper las reglas; claro, obviando el hecho de que me gusta ir a la azotea y es algo prohibido.