5 sept 2025

Encontró el diario y banda en casa

10 de Mayo de 2007, Jueves

¿Todo bien? Pues con mucho entusiasmo y riéndome, en este preciso momento mientras escribo y lo pienso, quiero suponer sí. El lunes quería jugar en mi computadora como en los viejos tiempos y por eso no me vi con Estef ni con mis amigos. No obstante, el martes en la mañana me reuní con ella; y el miércoles en la tarde me reuní a practicar con la banda. Estoy algo cansado, mis amigos me sugirieron celebrar mi cumpleaños mañana con una pequeña reunión. Francamente no tengo muchas ganas, ya lo pasé con mi familia y con Estef. Y no quiero que hagan un desastre la casa o que vengan compañeros un poco insoportables. No lo digo por Ernesto o Laura, pero no quiero una reunión.

El martes Estef vino a mi casa, dado que no me visitaba hace un tiempo y quería salir de su casa para variar. Además, yo mismo no tenía tantas ganas de encontrarme con la tía Raquel. Cuando ella tocó el timbre, pues pensó que era de mala educación entrar avisándome a través de un mensaje de celular, se encontró con mis papás saliendo hacia su trabajo. ¿A qué se refería? Pues le dije que me escribiera o me llamara, porque no quería que mis papás se alarmaran y arreglaran la cocina, la sala, etc. de manera desesperada. En fin, me contó que se encontró con ellos de salida y, cuando la vieron, se sorprendieron bastante. Volvieron a entrar con ella hacia la sala y me llamaron. Mi mamá le estaba invitando algunos postres que había preparado. Mientras estaba por bajar, mi papá subió un poco agitado: "Hijo, ven. Te está esperando. Dijo que iban a salir, no la hagas esperar. No olvides las revistas para tu carrera" - Estaba cansado de su indirecta y suspirando asentí. Al llegar a la sala, me encontré con mi mamá, quien estaba conversando y preguntándole cómo me comportaba en el colegio o si no la estaba incomodando. Estef estaba un poco alerta y contestó que todo estaba bien. Cuando las dos me vieron bajar, mi mamá se levantó del sofá y, junto con mi papá, se despidieron de nosotros, mientras ambos soltaban una risilla molestosa.

Al acercarme a ella para saludarla, ella se reía, porque, en sus palabras, mis papás parecían personajes de series o dibujos por las preguntas y cómo actuaban. Le mencioné un poco apenado: "No los culpo, están nerviosos, eres muy bonita. La primera vez que te vi también me quedé atónito" - Se avergonzó y entre risas e incredulidad dijo: "¿En serio? Entonces, ¿en dónde está mi beso si soy tan bonita? (se lo di mientras la abrazaba) Parece que han hecho un gran trabajo con tus modales" - Ya no quería que habláramos de mis papás por la vergüenza y le dije que vayamos a mi habitación, pues estaba en mi computadora buscando las letras de qué canción íbamos a practicar en el parque. Al entrar, se lanzó a mi cama, se estiró con mucha pereza y comentó: "Ah, hace tiempo que no venía. Qué envidia, tu cama es más grande que la mía" - Me aceleró el corazón y le dije que se sentara junto a mí en el escritorio para que podamos escuchar algunas canciones. Estuvimos por lo menos una hora escuchando música y decidiendo cuáles sería las mejores canciones para tocar, ya sean por sencillez o popularidad. Media hora después, nos cansamos y la dejé en mi computadora, pues fui a la cocina buscando agua o jugo para ambos. Cuando regresé, ella estaba leyendo mi diario, pues encontró la carpeta donde lo guardaba.

Recuerdo que le dije alterado: "Hey, hey, hey. ¿Qué haces? Es personal" - Me senté en la silla contigua y la empuje, logrando sentarme frente a mi computadora. Me replicó que hace tiempo le prometí leer mi diario. Le dije que sí, pero aún no estaba preparado. Se sentó en mis piernas para bloquearme la visión y comenzó a buscar el archivo. No pensé nada pervertido, debido a que tenía miedo de que encontrara algo que no debiera leer, ya sea Gina o cualquier cosa rara que me haya pasado. La cargué, dio un pequeño gritito de sorpresa y la arrojé hacia mi cama. Aterrizó y echada me dijo que era muy malo, porque no la dejaba leer. Entonces, fui a mi computadora y moví mi diario a otra carpeta más oculta. Sin embargo, en ese preciso momento, escuché que abrió el cajón de la mesa de noche. Logró ver mi primer diario, lo agarró y salió corriendo del cuarto con una risa de niña, como si hubiera logrado su cometido. Después de guardar el archivo, salí disparado. No había bajado por la escalera, la encontré sentada en la primera grada. Mientras me acercaba, Estef volteó a verme y con mucha sorpresa me declaró: "Te gustaba mi hermana. ¿Ella sabía, lo sabe, le dijiste?" - Estef se estaba riendo, lo que me parecía raro. Le conté que me gustaba antes de conocer a Gina, pero al conocerla más me di cuenta de que Teresa solo me tenía aprecio de amigos.

Rápidamente, mientras le respondía, le quité el pequeño cuaderno y le pedí que regresáramos a mi habitación. Mientras volvíamos, Estef corrió y me lo volvió a quitar. Rápidamente, se sacó sus pequeñas zapatillas, se subió a mi cama y trató de leer algo mientras estaba de pie. Me subí rápido y mientras ella levantó el cuaderno por encima de su cabeza con la intensión de jugar conmigo, se cayó la foto de Gina... Preguntó que algo se había caído, la recogió y miró la foto. Noté cómo se abrieron sus ojos por la sorpresa. Regresó la mirada hacia mí, se sentó al filo de la cama y dejó el diario y la foto encima de la mesa de noche. Me senté a su lado y no levantaba la cabeza, pero un momento después preguntó: "¿Sabías que esa foto estaba ahí o la olvidaste ahí hace tiempo?" - Contesté un poco preocupado: "Estef, no es lo que sea que estés pensando..." - Me interrumpió: "¿Lo guardas ahí porque quieres? Dime la verdad" - Volví a responder: "Mira, está bien, sí sabía que la foto estaba ahí, pero..." - En ese preciso momento se paró, muy torpemente se trató de poner las zapatillas y se iba por la puerta sin decirme una sola palabra, sin que pudiera terminar de explicarle. La tomé del brazo, casi se cae, y le dije que esperara, que todo había sido un malentendido, puesto que aún no había terminado de contarle. Se tuvo y me preguntó con una voz quebrada: "¿De verdad me quieres o solo soy la chica con la..." - Sin dudarlo le dije que la quería mucho y sin desviar la mirada con sus ojos húmedos me preguntó: "Entonces, ¿por qué aún conservas esa foto en tu cajón, al lado de tu cama?".

Nos sentamos en mi cama y le conté muy brevemente cómo comencé a guardar las fotos que tenía con Gina en una caja, pues me ponía muy mal cada vez que las miraba. Le expliqué que lo hice gradualmente, porque siempre quería llorar cuando miraba las fotos. Poco a poco se iba calmando y me entendió, porque, aunque suene cursi, lentamente agregué: "Sinceramente... Gracias a ti, la he podido superar. En diciembre y enero no quería hacer nada, absolutamente nada. Pero siempre tenía ganas de verte y, aunque no me creas, buscaba cualquier excusa para buscarte, sea cual sea el motivo." - Se sonrojó un poco y me preguntó por la foto de la billetera. Le conté que, como había salido muy poco, nunca revisé a detalle la billetera y la encontré la semana pasada, por eso sabía dónde estaba cuando la dejé en el diario. Estef se veía más calmada, pero aun así me dijo que quería ver dónde guardaba las fotos de Gina. Le sonreí entre nervioso y riéndome: "¿Aún no me crees?" - Estaba un poco más alegre y me dijo que sí me creía, pero de todas maneras quería ver. La tomé de la mano y fuimos al cuarto de mis papás. Al entrar le dije que no tocara nada, pues mis papás son muy detallistas, casi milimétricos con sus cosas. Se rió y argumentó que eso era imposible, además ella respetaba las cosas de los demás. Con sarcasmo le pregunté entonces por qué rebuscó mis cosas y contestó que ya le había prometido leer mi diario, además no había secretos entre ambos. 

Bueno, frente al armario tomé una mesita y me subí. Extendí mis brazos hasta la parte más difícil de alcanzar, palpé la caja y la saqué con cierta dificultad. Estaba como la había dejado, muy amarrada con cinta adhesiva, lo único diferente era la gran cantidad de polvo. La bajé y me preguntó por qué la cinta alrededor. Le expliqué que era para no volver a ver las fotos, no importaba el motivo que fuera, quién sabe si alguna vez me agarraba la tentación de ver el contenido. Tomó la caja y la sacudió. Parecía sentirse apenada o avergonzada; por eso, me dijo que la regresara en donde estaba. La miré con incredulidad, porque pensé que me haría abrirla. Igualmente me quejé por que debía regresarla a la parte más alta del armario. Mientras regresaba la caja, Estef me tiró una nalgada, le pregunté el porqué y me respondió: "Te lo mereces. No me has contado todo. Sabes que estoy contigo y aún te guardas cosas. Ten más confianza en mí, puedes hablar conmigo si lo necesitas." - En parte tenía razón, pero tampoco quería que supiera cosas que pasé con Gina, no quería incomodarla contándole eso. Sin embargo, le mencioné que, si quería leer algo de mi diario, podía leer algunas partes. Mientras volvía a mi computadora para imprimir las letras y las partituras de las canciones, le di lo correspondiente al capítulo 1 y al capítulo 9, porque no quería que leyera muchas cosas recientes. 

Pasaron unos minutos y terminó el primer capítulo. Se comenzó a reír con justa razón: "Tesa te dejó en la friendzone" - Para el capítulo nueve sí demoró un poco más; sin embargo, al terminar se levantó y me abrazó suavemente con mucho cariño. Se le veía una amalgama de emociones: alegría, sorpresa, conmovida y parecía que quería llorar. Su nariz comenzaba a sonar como si escurriera, se sentó en mis piernas y habló muy contenta: "Todo este capítulo solo hablas de mí. Me da vergüenza, porque siento que me ves más decidida de lo que realmente soy." - Me mostró y me señalaba cada día y los títulos. No me había percatado, pero sí, era verdad. Revisé los días con ella y se le notaba muy feliz. Se reía, porque ella no sabía algunas cosas desde mi perspectiva. Por mi lado, también me moría de vergüenza, sentía que me miraban por todos lados. Era como si una parte de mí quería que viera lo que escribí para que sepa cuanto me importa, pero otra parte de mí quería detenerla y llevarla a su casa. Unos momentos después, continuó con sus ¿halagos?: "Cuántas cosas sientes y no me las dices. Parece que eres más romántico de lo que aparentas." - Me quemaba la cara, ya no podía mirarla; aunque era imposible, estaba en mis piernas. Notó mi rostro y, aunque ambos sabíamos que todo fue algo embarazoso, nos besamos por un rato. Luego, me levanté y me eché en mi cama. Ella me siguió y nos abrazamos por mucho tiempo mientras nos mirábamos.

Pasado un rato, nos pusimos nuestras zapatillas y bajamos, pues iba a dejarla en su casa. Al pasar por la sala, se sobresaltó al ver el postre y de un bocado se comió la pequeña porción de cheesecake que había dejado temprano. Me reí, porque parecía una ardilla con la boca llena. Me dio un golpesito y me empujó hacia la puerta. Dejó el plato en la cocina y partimos hacia su casa. En el trayecto aún me preguntaba por mi diario, pero sus dudas no giraban alrededor del contenido: estaba interesada en por qué comencé, cómo me decidí, cuándo lo pasé a mi computadora, etc. Pasamos cerca de la que fue la casa de Gina, pues el otro camino aún está en mantenimiento, me mantuve firme sin mirar la casa. No sé si lo notó. A unos minutos de llegar me preguntó con voz apagada: "Sé que hoy me has contado mucho, pero ¿puedo saber cómo conociste a Gina? En tu diario los días son muy cortos y pasan muy rápido" - Suspiré un poco y dudé; sin embargo, no me negué. Pensé "ya llegamos hasta aquí". Buscamos donde sentarnos y comencé: "Es como leíste, la primera vez que escuché de ella, supuestamente nos insultó a los hombres del aula, aunque en realidad fue un rumor, pues solo había insultado a Ricky. Ya sabes cómo se esparcen las cosas malas." - No me interrumpió para nada, pero asentía con la cabeza. 

Seguí con la historia: "Cuando comenzamos clases, nuestro tutor designó los asientos aleatoriamente. Ella estaba en la primera final pegada a la pared frente al pupitre del profesor y yo estaba detrás de ella. Nuestro primer contacto fue porque se había olvidado su lapicera y me pidió prestado lápiz y borrador. Me agradeció y no volvimos a hablar hasta cuando nos juntaron en grupos de cuatro, éramos ella, yo y dos más de la columna de la derecha." - Estef me preguntó: "¿Fue ahí cuando conectaron?" - Sonriendo le respondí: "No, solo fue una coincidencia. Pero, en muchos cursos ocurrió los mismo: nos juntaron en grupo. Por lo menos, estuvimos cinco semanas seguidas estudiando uno al lado del otro. Todo mi salón me molestaba con ella, pues pensaban que estaba aprovechando esa situación para coquetear con ella. Me incomodaba mucho, porque me gustaba... ya sabes. (se rió de mí en silencio) Bueno, mientras pasaban los días y no hacíamos grupo, ella volteaba algunas veces por que yo era el más cercano y, cuando se me acercó María para preguntarme algunas tareas, conoció a María. Poco después, con el paso del tiempo, conoció a Teresa. Me amisté más con ella para acercarme a Teresa. Pero lo malo era acercarme mucho a Gina, porque a Ricky le gustaba y quería que hablara bien de él cuando conversara con ella. Él me molestaba mucho por esa época." - Me dijo que le faltaban muchos detalles a mi diario, le sonreí y le comenté que ese momento no sabía cómo hacerlo, incluso hasta el día de hoy no estaba seguro de cuánto detalle debo agregar.

Como se hacía tarde, aceleré un poco el ritmo: "Dada tu curiosidad, puedo decirte que noté que me gustaba cuando pasaron unos meses, ya no me acuerdo bien. Me parece que la vi con un antiguo amigo y me puse celoso. Claro, en ese entonces no lo sentía como celos de enamoramiento, fue raro." - Era extraño, pero Estef estaba muy atenta y preguntó: "Entonces, ¿ella estaba con otro chico y tú interferiste?" - Con una risa nerviosa le contesté que sí y no, puesto que era más complejo que eso; aunque desde otra perspectiva podría concluirse que sí. Rápidamente, mientras hacía señas con las manos, me dijo: "Por cierto, yo no intervine en tu relación, yo solo quería que te fijaras en mí" - Le pregunté: "¿Y por qué me besaste frente a Gina?" - Roja me cortó: "Te besé, porque me besaste detrás del escenario del colegio, pensé que habías terminado con ella. ¿Quién besa otra chica sin...? (fingió sorpresa) Eres un ligón de miércoles y te haces la víctima. Desde ese entonces te aprovechaste de mí" - Se rio mientras ponía sus manos en mi cara para molestarme. Negaba todo, aunque admití ser bastante estúpido en aquel entonces. Más calmada, me dijo que, a pesar del pasado, confiaba en mí, pues para ella sí había madurado, no sabía cuándo fue, pero sí lo ha notado. Aunque, a mi parecer, sigo siendo el mismo.

Después de esa extraña conversación, fuimos caminando de la mano. Notaba cierta expresión de satisfacción en ella. Francamente, también me sentía un poco más ligero, no sé describir esto. En la puerta de su casa me dio un beso y sus labios aún sabían dulces por el postre. Me dijo: "Dale las gracias a tu mamá de mi parte." - Entró y cerró la puerta mientras me miraba con una gran sonrisa pícara. 

Cuando llegó el miércoles, nos reunimos en la tarde para practicar, porque no querían o no podían venir a mi casa en la mañana; tampoco pudimos salir a tocar al parque, ya que repentinamente había comenzado a llover. Crístofer se notaba aliviado, al igual que Nicolás. Akira y Fernando se notaban confiados y relajados. Lo único, a pesar de pedirles que no viniera nadie, fue que estaban Rosalina, Irene y Samanta. Me dijeron que no había problemas, dado que era mejor con público para bajar los nervios. Estuvimos practicando un par de horas y nos pareció agotador, dado que ahora lo hacíamos con más conciencia. Mientras descansábamos, le contamos a Crístofer nuestro encuentro con Ricky. Por mi lado, agregué: "Fue tan extraño verlo, ya no es tan alto como antes y usa lentes. Por cierto, ahora me dice maestro". Todos dieron un pequeño salto, al punto que Rosalina se rió y le preguntó a Crístofer qué pasó. Este me miraba de vez en cuando y mencionó: "No, ah (se aclaró la garganta muy fuerte), es que Ricky. No es malo, pero hace unos años nos hizo la vida muy incómoda, era mucho más grande que todos." - Nicolás en tono de broma: "Pero ya no pasa nada. Ahora Luchín es su maestro" - Mientras reía con todos, cayó en la cuenta de que no sabía por qué e intrigado me preguntó. No quería que supieran nada, mientras las amigas de Estef estaban cerca, y les inventé que en los estudios. Todos creyeron y la conversación continuó sin rumbo.

Pasado unos minutos más de charla, todos se despidieron. Aunque Fernando trató de detenerlos para tomar ron, puesto que mis papás aún no habían llegado, todos querían ir a sus casas sin problemas. En la despedida estoy casi seguro de escuchar a las tres amigas de Estef murmurar sobre mi diario o de si escribiese lo del día de hoy. Me puse nervioso al verlas y cuando se acercaron Crístofer y Rosalina para despedirse, Crístofer me susurró mientras miraba a las chicas: "Te dice maestro por ellas, ¿verdad? No me engañas, por demás está." - Rosalina preguntó y este le dijo que le contaba en el camino, pero miró a las chicas y tuvo la expresión de entender. Me llamó picarón y se fueron mientras él le cuchicheaba al oído. Antes de irse, Nicolás y Robin y me preguntaron si quería ir con ellos a dar una vuelta, pero estaba cansado, al punto de que otra vez he tomado el día de hoy para mí, tal vez mañana me reúna con ellos. Necesitamos practicar en el parque.

22 ago 2025

Un reencuentro inesperado y dudas

7 de Mayo de 2007, Lunes

Dentro de una hora llegarán mis papás y almorzaré con ellos. No sé si saldré mañana a tocar con la banda, me estoy poniendo nervioso. A parte de eso, acabo de verificar que aún no he escrito sobre la academia. Entonces, y antes de olvidarme, primero quiero contar cómo me ha ido en la academia, principalmente del sábado, porque ha pasado algo que jamás en vida pude imaginar.  Cuadra perfectamente la expresión: "La realidad supera a la ficción". Ha sido raro, esto fue mucho más allá de lo que me hubiera imaginado. 

Entonces, el sábado estaba más relajado por terminar los exámenes y alisté temprano mi mochila antes de irme, pues quería llegar caminando. Antes de partir, Estef me escribió mensajes pidiéndome que le avisara mi hora de salida. A pesar de decirle que saldría alrededor de las siete y media, insistió en ir a verme. Suspiré un poco y me fui. En el trayecto recordé que Mike mencionó que iba a estar en la academia. Además, Nicolás y Robin también nos avisaron que ellos también estudiarían con nosotros. Pensé de manera optimista, aunque no tenía tantas ganas de estudiar, debido a que los exámenes me habían cansado y en los tres últimos días me había quedado a realizar las tareas extras después de rendir las pruebas. Maldición, lo que hago por mejorar mi rendimiento académico. Pero eso no es todo, ya que, debido a que me quedaba en las tardes a estudiar, Estef estaba un poco incómoda y se quejaba de por qué me quedaba en el colegio en lugar de ir a su casa a repasar ahí. Sinceramente, sé que cualquier cosa podría distraerme en su casa, principalmente ella. Además, aún no quería ir por la tía Raquel. Sé más o menos cuáles son sus preguntas favoritas y cómo hace un poco de trampa al realizarlas. Es como si supiera cómo preguntarme para responder siempre con la verdad. También está la probabilidad de que sea chismosa y me vigile cuando esté a solas con Estef.

Me desvié demasiado del tema. Al llegar a la academia, noté la gran cantidad de gente de diferentes colegios. Todos mirábamos la vitrina colgada en la pared, porque necesitábamos saber nuestras aulas. Tras encontrar mi nombre, busqué a mis amigos. Me percaté que solo estaba Robin en mi salón; Mike y Nicolás estaban en otros diferentes. Antes de subir, pues estoy en el segundo piso, di un último vistazo a la multitud para verificar si estaban por ahí, pero nada. Entré al aula y aún estaba casi vacía, diez minutos antes de iniciar la clase, me tocaron el hombro y una voz conocida de años, no por ser el más estudioso ni el más amigable, me preguntó si el asiento de mi lado estaba ocupado. Era Ricky, inconscientemente le sonríe por susto, parecía alegrarse de verme. Le dije que podía sentarse y para mí mismo me dije que una cara poco conocida era mejor que una desconocida. Bueno, con una sonrisa de su parte, como si fuéramos muy amigos de toda la vida, me preguntó cómo estaba. Le di las clásicas respuestas comunes y, después de conversar por un buen rato, me dijo que no había rencores por el pasado, pero agregó: "¿Es verdad ese rumor de que lo hiciste con la hermana de Teresa?" - Le respondí muy tranquilamente y le conté sin muchos detalles qué había pasado  para que no sacara el tema en ese lugar. 

Luego, un par de minutos antes de iniciar clases, me preguntó: "¿Por casualidad sabes algo de Gina?" - Me molesté un poco, pero recordé que no él sabía nada, porque lo cambiaron de aula al inicio del año escolar; por suerte, tampoco sabía que el papá de Teresa y Estef, era el tutor de mi aula, sé que se hubiera reído mucho de mí si sabía eso. Le contesté lo que sabía, aunque, al mismo tiempo, tenía la sensación de que era una mentira: "Parece que tenían problemas económicos desde el fallecimiento de su papá y sé que un tío las ayudaría, pero no tengo más detalles. Me dijo que se iba a una ciudad, pero se fue a otra sin contarme por qué. No contestó ni mis llamadas ni mis mensajes" - Me miraba indignado y me preguntó si aún le seguía escribiendo o llamando. No estaba seguro si preguntaba por preocupación, porque sabía que a él le gustaba, por eso la pelea del anteaño pasado. Pero la pregunta también podía ser una trampa para molestarme y que el rumor se esparza hasta Estef. Por ese motivo, le respondí que desde enero no le había escrito otra vez. Se notó más fuerte la indignación y me replicó sin pelos en la lengua: "Sé que no soy la persona ideal, ni el más atractivo y no tengo buen comportamiento, pero... ¿Por qué te eligió a ti la chica más bonita de nuestro año? Para colmo, se te escapa y me dices que no sabes nada de ella con tu cara de estúpido.".

Me estaba incomodando por el insulto y porque algunos chicos y chicas estaban escuchando nuestra conversación. Aun así continuó: "Pero el colmo de los colmos, y no sé cómo, le gustas a la hermana de Teresa. Sé que es muy cotizada por los chicos de su año. Y sus amigas ufff, todas están buenas" - Pensé que todo era un reproche, pero, supongo que, jugando, me abrazó y con cierta picardía y en voz baja me pidió: "Maestro, enséñame tus secretos, yo también quiero una chica de diez; preséntame a sus amigas. Quiero conocer tus secretos. Hasta hace dos años, te jodía, me burlaba de ti, te golpeaba, pero ahora eres un imán de chicas" - Me molesté al recordar todo eso, pero, con la excusa de que se callara, le dije que si dejaba de comportarse como siempre, le contaba. Los ojos se le iluminaron y, desde ese preciso momento, se comportó bastante bien. Fue tal ese cambio de actitud que incluso prestaba atención a las clases; era raro, porque, desde que lo conocía, prefería molestar a los de su alrededor sin importarle nada. Era la viva expresión de "ni come ni deja comer". Cerca de terminar las primeras horas de clases de matemáticas, llegó Robin, se disculpó con el profesor e ingresó con un poco de nerviosismo. Me pareció escuchar un muy pequeño susurro a mi lado: "Ese mariquita..." - Se aguantó la risa y me parece que esperaba que no escuchara nada de lo que dijo, porque me miró de reojo y siguió escribiendo en el cuaderno.

Terminadas las dos primeras horas de clases teníamos un receso. Robin se acercó a saludarme y se le vio incómodo, porque Ricky estaba a mi lado. Se levantó del asiento de mi lado y nos dijo que vayamos al primer piso a comprar algo en la cafetería; sin embargo, le mencioné que primero buscaríamos a Mike y Nicolás. Estiró un poco la cara por la sorpresa: "Has venido con tu gente, bien ahí. Ahora somos más del mismo cole. Vamos a buscarlos" - Robin me susurró: "¿Qué pasó? ¿Por qué te juntas con Ricky? ¿No te acuerdas cómo nos jodió por años?" - Le dije que se estaba comportando bien y seguimos nuestra búsqueda. En una intersección de los pasillos, nos chocamos con ambos. Ahí Ricky los saludó chocando las manos y ambos estaban con una expresión muy fuerte de confusión. Mike le preguntó qué hacía ahí y respondió relajado: "Mis papás me obligaron a venir; también quieren que ingrese a la universidad o me mandan a la academia militar. ¿Y ustedes mariquitas? " - Se carcajeaba, pues, en sus propias palabras, cualquier universidad lo iba a salvar. Comenzaron a explicar: Nicolás estaba ahí, porque quería mejorar para los exámenes de ingreso; Mike, se sentía obligado por sus papás; y Robin, al igual que Nicolás, quería mejorar para los exámenes de la universidad. Luego, incómodos nos fuimos. 

Al bajar hasta la cafetería, fue una extraña sorpresa, ya que ahí nos encontramos con Fernando comprando mentas en una máquina expendedora. Él sonrió cuando nos vio y contento nos saludó a todos, excepto a Ricky, dado que nunca se habían hablado; además, tampoco había sido su víctima en el pasado como fuimos nosotros. Imagino que esto último se debía a que Fernando era más corpulento, casi al nivel de Ricky. Ahora que lo pienso bien, creo que después de la pelea que  tuve con él, Ricky se percató de que todos habíamos crecido casi a su altura, al igual que en nuestra masa muscular. Tal vez por ese dejó de molestarnos a todos, creo que tiene sentido. Otra vez me salí del tema. Bueno, al encontrarnos con Fernando, Ricky se cohibió ligeramente, no hablaba tanto como antes, seguía nuestras decisiones sin oponerse. Así que las clases del sábado terminaron tranquilas, aunque trató de no separarse de mí, qué extraño. En fin, mientras salía, me saludaron Estef y sus amigas desde una banca de la entrada. Cuando Ricky observó este escenario, se despidió y dijo: "Maestro, no te olvides. Tienes que enseñarme" - Y se fue por su camino. Me acerqué a ellas con los demás y Nadia preguntó riéndose: "¿Quién es ese y por qué te dice maestro?" - Camila rápidamente: "Oye, ese es el trabajo de Tefy. Ella debe preguntarle a Luis con quién se junta".

Todos se rieron y Nicolás respondió que era un antiguo "amigo". Irene se sobresaltó: "Ya sé quién era, chicas. Luis se peleó con él hace dos años, ¿se acuerdan?" - Le preguntaron cómo sabía, pero Samanta intervino: "Sí, ya me acordé. El año pasado escuchamos el rumor de que dos chicos se pelearon por una chica y lo curioso fue que el abusivo recibió su merecido." - Camila agregó: "Ya me acordé, tienes razón, pero hace dos años no sabíamos quién era Luis, ni el chico ese que se acaba de ir. (Todas afirmaron con la cabeza) A todo esto, Luis ¿qué hiciste o quién era la chica? Porque para que quieran golpearte...". - Noté cómo contestó rápidamente de manera inocente Robin, porque también quería hablar con las chicas: "Sí, sí, pelearon por Gina. Ricky estaba celoso. Fue increíble, todos pensamos que Lucho iba a perder, cayeron al suelo, se golpearon, golpearon a Gina y, como todos pensábamos que Lucho estaba en una relación con Gina y.." - Se detuvo cuando Fernando y Nicolás discretamente le tocaron el hombro y se percató de que todas las amigas de Estef abrieron los ojos por la sorpresa y la miraron. De reojo también me miraban. Akira intervino nerviosamente: "Pensar que cuando éramos niños eras un debilucho, hasta yo te ganaba" - Samanta se unió: "Ay Kiara, siempre avergonzado a Luis, ya te rechazó, ya déjalo en paz" - Veo que es una broma recurrente entre ellas que no incomoda a Estef, por fortuna distrajo las alertas.

Nicolás con cara de orgullo y aguantando la risa: "No se preocupen por Luchín, ya está bien entrenado gracias al atletismo. Ya nadie lo puede molestar otra vez." - Me apretó el bícep y todos rieron. Solo Irene añadió: "Cuidado Chía, no amenaces a Luis. Ahora te se saca volando." - Por suerte todos se rieron y me pareció notar interés por parte de Nadia hacia Nicolás. Menciono esto, porque cuando se estaban despidiendo Fernando, Nicolás y Robin, Nadia los invitó para ir por ahí con el grupo de chicas, pero solo se dirigió a él con la mirada estática. Sin embargo, Nicolás dijo que ya había quedado con su chica y los ojos le dejaron de brillar. Fernando también. Solo quedaba Robin, pero se sentía fuera de lugar como para aceptar. Mis amigos se despidieron y estaban dándome palmadas en la espalda entre burlas. Por su parte, las chicas también se despidieron, dado que solo estaban acompañando a Estef y desaparecieron. Mientras se iban, me se senté a su lado y dijo que se quedaría hasta la madrugada conmigo, puesto que no sabía cuándo volveríamos a vernos en la semana. Le pregunté a qué se refería si estábamos libres esta semana sin clases. Me contó que tiene ensayos para la obra de teatro en la que se presentará en junio y ya les había dicho al director y a los demás actores hace mucho. Por ese motivo, pensaron que sería mejor si practicaban lo más posible en esta semana libre, entre las cinco y las ocho y media. Le dije que entendía y me encantaba verla actuar. Sentí un silencio incómodo, aunque fuera por muy poco me pareció raro al estar con ella.

Además de ello, parecía que quería decirme algo. Sonriendo para que se animara le dije: "Todo bien, podemos vernos algunas mañanas. Creo que es mejor, me imagino que tu tía trabaja en las mañanas" - Me parece que me respondió con un poco de tristeza: "No, mi tía está de vacaciones, por eso se queda en casa cuando no va de paseo" - Le dije que podía venir a mi casa e incluso trataría de convencer a mis amigos para tocar con la banda alguna mañana. Eso parecía animarla y, en ese sentido, traté de mejorar esa actitud; le tomé la mano y le dije que le iba a invitar a comer algo. Comenzó a sonreír y me preguntó a dónde la invitaba mientras se sujetaba de mi brazo. Le dije que era sorpresa y partimos hasta que se me ocurriera algo. Cuando estábamos cerca de un parque, se detuvo sin soltarme la mano y me dijo con seriedad y tristeza: "Escúchame... Sé que estuviste con Gina, te pasaron muchas cosas ya sé y... de seguro aún la quieres... y lo entiendo (me pareció que su voz se quebró un poco). Pero sabes que yo estoy aquí contigo y te quiero mucho... (suspiró) A veces, algunas veces, me siento desplazada, siento como si todos los demás me miraran como un plato de segunda mesa, su reemplazo..." - Le dije que se detuviera, porque no quería escuchar cómo se menospreciaba. La abracé y se aferró bastante fuerte con la cara sobre mi pecho, parecía que quería llorar, aunque no lo hizo. Después de un momento muy largo de silencio, se le escuchaba más tranquila y continuó: "Perdón, pero hace un rato, sentí que no dejaban de hablar de Gina y cómo te enfrentaste al idiota que te molestaba, por ella. Creo que toda mi promoción y la anterior conocen esa historía." - No tenía idea de eso y de todo corazón le dije: "No tienes por qué sentirse mal. Hice lo que hice en el pasado y, si lo notaste, todo eso me llevó a ti; tú eres mi presente. (comenzó a sonreír con unas mejillas muy coloradas por la vergüenza). Eres un muy hermoso presente y no quiero que vuelvas a pensar que eres un reemplazo. Te quiero mucho, porque eres tú y nadie más que tú. Esa historia de mi enfrentamiento solo la conocen como un rumor, pero no saben quien soy, solo tú me conoces de verdad... (Parecía que quería llorar y aquí le dije en broma) Pero si te incomoda ser mi novia le digo a Kiara que sí y...". 

Ella entendiendo mi broma y me dijo con voz juguetona que no, rastrando la vocal como niña que le negaban su capricho. Además, me dijo que era un tonto, pues eran palabras muy hermosas que se arruinaron por mi broma. Me llamó tonto varias veces mientras nos besábamos de pie en medio del camino, algunas personas nos evitaban a la distancia o rodeándonos sin mirar. Muy rojos por estar haciendo eso donde todos los transeúntes del parque nos veían, nos fuimos caminando de la mano a una cafetería. 

8 ago 2025

Mi cumpleaños, la salida y esa foto

4 de Mayo de 2007, Viernes

Ha sido una semana muy agotadora. El lunes fue mi cumpleaños y estuvo bien, pero me hubiera gustado que no iniciaran los exámenes esta semana. El martes sé que todos estábamos estudiando en nuestras casas, dado que los exámenes bimestrales fueron más intensos por ser comprimidos en cuatro días. Me explico de otra manera, debido al feriado del martes, debíamos dar aproximadamente entre tres o cuatro exámenes en un solo día, desde el lunes hasta el viernes. Entonces, no había nada por criticar, solo debíamos estudiar y por ese motivo se cancelaron las actividades extracurriculares de las tardes, este punto no me incomodaba mucho.

El lunes inició bien, a diferencia del año pasado, mis papás fueron a saludarme a primera hora del día. Me regalaron dos polos y un par de zapatillas nuevas, además de un poco de dinero. Me dio risa, pues mi mamá con su característica sonrisa dijo: "Listo, aunque sea un poco, ya tienes para que puedas invitar a la rubia chiquita" - No entendía por qué me avergonzaban desde tan temprano en mi cumpleaños, pero les agradecí y me ordenaron cambiarme, dado que el colegio no se iba a ningún lado. Cuando estaba listo y a punto de bajar por las escaleras, me detuvo mi abuela. Me dio un pequeño sobre, el cual contenía dinero y me abrazó con mucho ánimo, pues ya tenía dieciséis años. Pero también le daba algo de melancolía, porque sabía que la universidad estaba cerca, igual que cuando mis hermanos mayores cumplieron la misma edad. Mientras me acercaba a la cocina, mi abuelo me saludó emocionado y dijo: "Muchas felicidades, hijo. Cómo pasa el tiempo, recuerdo cuando tu mamá te trajo en brazos... Ahora, ya eres todo un caballerito" - Siempre me dan risa las expresiones de mi abuelo, pero le agradecí y él también me dio un pequeño sobre. Terminé de desayunar, me dieron ánimos para los exámenes y de camino al colegio conversé con Sofía sobre su tema, porque la veía muy atenta al libro de inglés.

Cuando subió Crístofer, me dio un pequeño abrazo, pues le da vergüenza abrazar a sus amigos en público, y con risa contenida hizo una ¿afirmación? ¿amenaza? ¿ambos?: "Este año espero que no te pongas loco como el año pasado. Casi lo olvido, espero que aún lo recuerdes. Aún me debes una cámara." - Rápidamente recordé mi último cumpleaños. Me dejó mudo y asentía con mi cabeza a todo lo dicho. Sofía saltó un poco, se disculpó y también me felicitó por mi cumpleaños. Mencioné que no debía preocuparse, pues tantos exámenes en tan pocos días era algo extraño y la primera vez en ocurrir algo parecido. Llegamos y, justo cuando estábamos entrando, nos encontramos con Mike mientras tomaba yogur. Me saludó y me preguntó cuándo nos reuniríamos para celebrarlo. Le dije que primero necesitábamos acabar con los exámenes y se rio. No lo negó y sugirió que debíamos reunirnos la otra semana, porque era la semana libre post-exámenes, a no ser que ya tuviera planes con Estef. Le dije que podíamos reunirnos todos y justo apareció ella a mi lado con Camila y Nadia. Extrañamente, las dos me saludaron con amabilidad y me regalaron un par de caramelos. Por su parte, Estef me abrazó, me besó en la mejilla y me daba ánimos para las pruebas mientras nos dirigimos a nuestras aulas para el primer examen del día.

Llegado al salón, mis compañeros me saludaron con bastante alegría y preguntaron si hoy había alguna reunión en mi casa por ser mi cumpleaños. El profesor puso orden y nos pidió ir a nuestros asientos. Antes de comenzar con la primera prueba, nos informaron que después de acabados los exámenes del día podíamos quedarnos, los que queríamos, a realizar las tareas extra. Me pareció muy buena idea, aunque no el lunes, porque era mi cumpleaños. Terminé más o menos rápido y la siguiente prueba era en un par de horas, así que me fui a la biblioteca, por supuesto que estaba muy llena. Pero mientras buscaba un asiento, vi a Estef y Nadia, codo a codo, conversando y riendo en voz baja. Casi riéndome y en susurro le pregunté si el asiento a su lado estaba ocupado. Se sorprendió, me hizo un gesto para acerca mi cara y con un tono similar dijo: "Rayos, perdón, pero sí está ocupado. Estoy esperando a un chico que gusta mucho. Creo que lo conoces" - Nadia se contuvo la risa, al igual que yo, y le dije: "No importa, cuando llegue me avisas. Hasta que llegue y me acuerde de quién pueda ser, voy a repasar un poco" - Al sentarme, Estef acercó su silla y recostó su cabeza en mi brazo izquierdo. Antes de sacar mis libros, me preguntó qué planes tenía para hoy en la tarde, dado que mañana era feriado. Le pregunté si quería salir conmigo, debido a que mañana todo el colegio iba estar encerrado estudiando por los otros exámenes.

Ella aceptó y, mientras hablábamos, escuchamos la voz de un profesor que estaba patrullando la biblioteca para que no se duerman, porque muchos alumnos de afuera también querían repasar. Le dije que pasaría por ella en la tarde y, antes de que el profesor pudiera verla, me besó en la mejilla y se sentó como si estuviera estudiando con Nadia. Segundos después, el profesor nos miró con sospechas y siguió de largo. Al término del tiempo de estudio, todos regresamos a nuestras aulas para el siguiente examen; pero en este segundo examen me demoré hasta el final y solo tenía la hora de receso acostumbrada antes de dar el siguiente. Como estaba un poco cansado y la biblioteca llena, me dirigí a la azotea para relajarme. Cuando estaba cerca, me asusté, porque escuché voces. Al llegar con mucha cautela, me percaté de que eran Akira y Samanta. Me asusté y les pregunté cómo sabían por dónde entrar. Samanta se notaba aún nerviosa e incómoda frente a mí; Akira se notaba más relajada y me dijo: "Tranquilo, Tefy nos dijo cómo subir... Por cierto, ya no estás molesto con Samy, ¿verdad?" - Samanta se veía preocupada y para que deje de darle vueltas al tema le dije: "Samanta, nunca me molesté contigo, ni cuando me contaste lo ocurrido. Entendí que fue un accidente. (le sonreí para que se calmara) Ni se me ha cruzado por la cabeza que ha sido a propósito. (me preguntó si no me molestaba que hablaran a mis espaldas) No te preocupes, ya prácticamente lo solucioné con Katty hace unos días. Tranquila, concéntrate en tus exámenes.".

Parecía como si el calor volvió a su cara y Akira agregó: "Lo ves, (giró a verme) le dije que no había problemas. Ojalá, con esa misma actitud, me perdonaras por el pasado." - Con más confianza Samanta le respondió: "Ay, Kiara, por lo que nos has contado, no eras exactamente una santa." - Volteó a verme y me agradeció, porque mientras estudiaba pensaba en nosotros y en todos los problemas que podía ocasionarnos. Estuvimos conversando sobre nuestra infancia, pues, dado que surgió el tema, Samanta quería conocer algunas historias con Akira; mientras ella hablaba, se avergonzada de cómo se comportó hace años; inclusive Samanta se reía un poco más y decía: "Chía eras muy atrevida, parece ser que las pelirrojas son así y tratan de conseguir lo que quieren..." -  Nos divertimos un poco hasta que sonó la campana y fuimos a nuestras aulas para rendir el último examen del día. Como no había mucha presión, me tomé mi tiempo y pensaba qué hacer más tarde por mi cumpleaños. Al término de los exámenes muchos compañeros y amigos estaban aliviados, otros satisfechos, algunos con miedo y muchos otros con bastantes ganas de irse a su casa. Por mi lado, busqué a Estef para coordinar la hora de nuestra salida, porque, después de almorzar, mis papás y mis abuelos querían pasar un momento conmigo. Tanto chicas como chicos de su año hicieron ruidos molestos al alrededor de nosotros y molestaban a Marlon. Ella no le dio importancia y me besó en la mejilla mientras se despedía.

Después de comerme ese momento embarazoso, me fui al carro, en el camino Crístofer me preguntó si nos reuniríamos con los demás, pero le conté mis planes con Estef y de su subconsciente dijo: "Antes, con Gina pasabas más tiempo con nosotros" - Solo lo miré un poco y rápidamente reaccionó disculpándose, pero tenía razón. El año pasado la pasé con todos, dado que mis papás lo habían organizado. Casi por reflejo le dije que la otra semana practicaríamos para la banda, pero ya sin los inconvenientes de los demás. Me preguntó si estaba molesto, puesto que la propuesta sonaba agresiva; sin embargo, lo negué porque no lo estaba, aunque él me decía que tenía fruncido el entrecejo. La conversación terminó cuando Sofía nos preguntó cómo resolver algunos problemas de matemáticas para su examen del miércoles. Llegué a mi casa y, como hace tiempo, mis papás y abuelos me esperaron para cantar por mi cumpleaños. Luego, me dieron mi almuerzo, mientras ellos comían un poco de torta. Nos tomamos fotos con la nueva cámara digital para enviarles a mis hermanos. Además, a través del teléfono de mis papás y abuelos, llegaron las llamadas de varios primos y tíos que querían escucharme después de mucho tiempo. Después de comer, las fotos y llamadas, me parece que, a las cuatro y media, mis papás se iban al trabajo y mis abuelos se iban a visitar a sus amistades. Mi mamá con cara de aguantarse la risa me preguntó si tenía planes. Detrás de ella llegó mi papá apurado y alarmado: "No olvides que debes elegir tu carrera, aún no me has dicho qué te parecieron las revistas de CONDOMINIOS ." - Me quemaron las orejas, porque había entendido su indirecta. Le dije en voz alta que aún no me había decidido y tal lo decida mucho después antes del examen de la universidad.

Parecía algo aliviado y mi mamá se indignó un poco diciendo: "No molestes a Luis con lo de su carrera, ya verá él. Ya molestaste a sus hermanos y mira cómo acabó J.J (su apodo)" - Mi papá no quería levantar sospechas y se disculpó con ambos. Se fueron a trabajar y me dirigí a mi habitación. Me alisté para verme con Estef y, cuando revisaba mi billetera, vi la foto de Gina. Me congelé, pero rápidamente la saqué y dudé dónde colocarla, mi conciencia no quería dejarla a la vista de todos. Abrí el cajón y, con mucho cuidado, la guardé en el interior de mi primer diario, cuando aún lo escribía a mano. Sé que estaba mal escrito, pero para mí tiene mucho valor sentimental. En fin, me alisté, revisé si tenía algo relacionado a Gina en mi billetera, por si Estef la miraba. No había nada, así que agarré mis llaves y me fui. De camino, la carretera estaba en reconstrucción y me desvié por un camino más largo y el cual quería evitar desde hace semanas. Pasé cerca de la antigua casa de Gina, no quería mirar, a veces sentía la tentación de voltear la cabeza. Tengo miedo de que la pueda ver pasar por las ventanas o de ver a su mamá por la ventana o la calle; por eso, evito caminar por esa calle. Sé que es imposible, pero mi cerebro sigue inventando estupideces.

Llegué a la casa de Estef, me abrió la puerta la tía Raquel con esa clásica sonrisa de señora, unos pantalones jeans tan clásico como su sonrisa y me invitó a pasar a la sala mientras esperaba. Mientras me sentaba, la tía me sirvió un vaso con jugo de naranja recién exprimida, se sentó cruzada de piernas y me preguntó cómo estaba de salud, cómo me iba en el colegio, si tenía algún problema con mi tutor, ya que era su cuñado; me contó sobre su hijo; me cómo fue el colegio en sus épocas; y finalmente, parece que a esto quería llegar, me preguntó cómo había conocido a Estef. Esto último no sabía cómo explicarlo, porque la conocí cuando estaba con Gina. Por ese motivo, inventé que, desde que nos conocimos en su casa por un trabajo en grupo con Teresa, nos cruzábamos bastante seguido en el colegio. La tía sonaba contenta y con mucha más curiosidad, quería saber, de acuerdo con sus palabras, cuáles fueron nuestros eventos más importantes. Por supuesto que no podía decirle que fue besarla cuando me habían roto el corazón, parecería un idiota. Para mi alivio, en ese momento bajó Estef disculpándose por la demora. Se veía muy hermosa, no entiendo si conoce mis gustos o es pura coincidencia. Su tía la piropeó y nos dijo que nos tomaría fotos, mientras iba por su cámara. 

Estef me preguntó de qué hablamos todo este tiempo y pícaramente le contesté de lo hermosa que siempre se veía. Apenada, me dijo que era un mentiroso; no obstante, me dijo que le faltaba algo. La miré de arriba a bajo, pero no sabía. Me miró con suspicacia, pues no sabía si lo decía en serio, solo mencionó: "A veces no sé si te haces el tonto o te gusta verme..." - Recordé que también se comportó así la semana pasada y rápidamente la besé, por mi parte quería que fuera un piquito rápido. Pero justo llegó su tía y nos encontró en algo más que un beso rápido. La tía parecía quedarse sin aliento, se dirigió a separarnos y dijo: "Niños, solo me fui un momento. (mientras se arreglaba el cabello) Ay diosito, ¿qué pasa con estas generaciones?" - Después de separarnos, Estef se reía nerviosa y rojita, pero contenta. Por mi parte, me disculpaba muy ruborizado. Más calmados, la señora nos pidió acomodarnos para tomarnos la foto, esta parte fue divertida. A pesar de que su tía estaba frente a nosotros, Estef no se cohibía nada y sus poses para la cámara eran besarme en la mejilla, abrazarme, tratar de que la cargara, etc. Por fortuna, su tía se lo tomó bien y se notaba la alegría compartida, al punto de que me pidió que le siguiera el juego a Estef. Terminada la pequeña sesión de fotos, nos despedimos y fuimos a ver una película.

De camino, ella seguía comentando y haciendo bromas sobre el beso y la cara de su tía. Poco a poco me relajé más y también me uní a los chistes. Una vez que llegamos, se emocionó, dado que no íbamos al cine desde hace mucho tiempo. Miramos las películas y sus horarios, ninguna se veía divertida. Compré el horario más cercano y entramos. Ella no entendía por qué nos metíamos a ver una película con casi veinte minutos avanzados, además se veía muy aburrida. Al ingresar en la sala, le susurré que dentro de poco lo entendería. Pasaron otros veinte minutos y le dije que saliéramos. Me preguntó el porqué, la tomé de la mano y mientras bajamos las escaleras sentí un poco de nervios de su parte. Sacando la cabeza por donde entramos verifiqué si había alguien vigilando el corredor. No había nadie, le susurré y la jalé de la mano a la siguiente sala, pues quería saber de qué trataba esa película "Redline", hasta ahora no sé de qué trata. Pasó media hora y volvimos hacer lo mismo, la tome de la mano, pero se notaba que ella se estaba divertimiento y me siguió con más decisión. Finalmente, cuando entramos, se proyectaba la película "Paranoia". Ya no nos importaba la película, pues nos divertía la emoción de ser atrapado y hablábamos en voz alta qué sucesos podrían suceder en la película. Extrañamente, le atinamos a varias partes, al punto de que la gente pensaba que habíamos visto la película y lo hacíamos a propósito. Después de varios "shhh" de la gente, salimos muertos de risa y decidimos ver las tiendas de los alrededores antes de ir a comer.

Mientras nos dirigíamos a una cafetería, vimos una banda improvisada tocando cerca a la pileta del centro comercial. Dos chicos con guitarra acústica y una chica como la voz principal. La cantante tenía la voz ronca, pero igual atrapaba como si hubiera practicado ese estilo, pues su contextura física no daba la impresión de esa tonalidad. Justo cuando recordé lo que le dije a Crístofer sobre practicar más, Estef me agarró del polo, me miró con sorpresa y me dijo: "Podrías tocar así con los demás" - ¿En el centro comercial?, le pregunté en tono de burla. Me respondió riendo: "No, tonto. Me refiero que pueden hacerlo en cualquier parte para que no tengan tanto pánico al público" - Con actitud de arrogancia fingida le dije que ya lo había planeado hace mucho. Me dijo que por mi cumpleaños me iba a creer y nos fuimos a comer. Al terminar de comer, no sé cómo llegamos a conversar por nuestros documentos de identidad y me asusté mucho cuando me pidió mi billetera. Me preguntó qué pasaba y sospechó que ocultaba algo. Extendió la mano, casi como si me lo ordenara. Fue una expresión muy seria, muy raro en ella. Le pregunté qué pasaba, se la di y miró muy rápido. Cambió su expresión a relajada y me dijo que tenía miedo de que llevara condones ahí. Avergonzado, porque algunas personas de otras mesas habían escuchado, le dije que eso es estúpido, debido a que podían romperse fácilmente así.    

Para mi suerte, no creo que haya sospechado. Mucho menos creo que haya recordado que ahí llevaba la foto de Gina, creo que esquivé una bala. Sentí que terminaba el día cuando la dejaba en su casa; no obstante, cuando la estaba a punto de besar para despedirme, apareció su papá y contento me dijo: "Gracias por dejarla en casa, Luis. Como siempre, eres todo un caballero. (se despidió de lejos) Vamos para adentro Estefani" - Le sonreí y, mientras su papá recogía cosas de su auto, Estef se notaba incómoda, me besó rápido sin que su papá nos viera y se fue con él. Al llegar a mi casa, mis papás estaban riéndose a carcajadas con algunos tíos y me dijeron: "Miren quién llegó, el casanova." - Todos rieron y me quedé conversando con todos, pues tenían algunas preguntas, las cuales no iba y otras no tenía ganas de contestar.

25 jul 2025

Cómo no comer lasaña en casa ajena

29 de Abril de 2007, Domingo

Creo que ya ha llegado el momento, siempre quise iniciar con esa frase cliché de: "Se preguntarán cómo llegué aquí..." - Ahora tengo la excusa perfecta y debo mencionar el contexto en cual me encontraba para nunca olvidarme esta vergüenza. Sin detallar mucho, estaba sentado en la mesa con Estef, Teresa, sus papás y la tía Raquel. Me sentía observado por todos, tenía frente a mí, un plato de lasaña y al mismo tiempo mi ropa interior era un desastre, pero no por el clásico cliché de orinarse en los pantalones. Esto era un poco más vergonzoso y nadie más que yo lo sabía aún. No me había pasado algo similar desde que estuve con Gina. Además de ello, ya me habían hecho una pregunta difícil la tía Raquel, pero la siguiente fue peor. Pensar que solamente me iba a casa de Estef para poder estudiar un poco y me encontraba en un situación que podría arruinar la confianza que tenía con mi tutor. Entonces, con esta introducción puedo decir: ¿Cómo llegué a esa situación?

Fue el día de ayer, en la mañana tenía que volver a reunirme con el grupo que se me había designado para el curso de ciencias y otra vez decidimos que el lugar para trabajar sea mi casa. Fueron los mismos de la última vez: Ernesto, Katty y Laura. Sinceramente, todo estuvo muy tranquilo, dado que, desde la última vez, le tienen mucho respeto a Katty y cada vez que ella designaba los deberes que cada uno debía realizar, no dudaban para nada. Imagino que fue gracias a su exposición de la última vez, estuvo tan increíble que la profesora nos dio la mayor nota de todo el salón. Cuando estábamos cerca de terminar con el trabajo, nos estábamos relajando y distrayendo un poco. Nos hacíamos chistes, comentábamos anécdotas graciosas ocurridas en el aula y los rumores que recorrían en nuestro año. Este último punto fue el detonador de las dudas de mi grupo de trabajo. Mientras las chicas conversaban, Ernesto me hizo una pregunta bajando la voz y pausado: "Lucho... ¿es verdad?" - Me reí un poco y, como el tema giraba alrededor de que la ropa interior de Eduardo tenía gatitos, perritos y ositos, le respondí: "Es cierto, yo mismo lo vi cuando estábamos en clases de natación, así que puedo decirte que es verdad". 

Mientras me reía, él, sin cambiar su tono de voz, me volvió a preguntar: "Eso no. Eso ya lo sabemos. Lo que quiero saber es, si de verdad... ya sabes, lo que dicen de ti y la hermana de Teresa"- Me alarmé, al punto de que las chicas nos miraron intrigadas y continuó con su pregunta, pero esta vez dejó que las chicas escucharan: "Dicen que el fin de semana pasado, lo hiciste con su hermana"- Alarmado y avergonzado, les dije que no era verdad. Era probable que alguien estuviera aburrido e inventara tonterías. Sin embargo, antes de que Katty pudiera decir algo, Laura se adelantó y con una voz de seguir con el chisme: "Yo también escuché lo mismo, incluso dicen que estás estudiando más para que, cuando salgas del colegio, puedas conseguir un buen trabajo para mantener a tu hijo." - Se me caía la cara de vergüenza cada vez abrían la boca, al punto de que Katty no aguantó la risa e intervino diciendo que era ridículo y de que todo sonaba a mentira. Una vez más, Laura, pero con un poco de duda: "Bueno, sí, es posible que lo de trabajar suena algo tonto. Pero, Dianita y Mauri sí escucharon a la hermana de Teresa y a sus amigas hablar de que tuvieron relaciones." - Por mi cabeza pasó fugazmente la idea de que eran unos chismosos; no obstante, no podría negar que la conversación que escucharon, fue, a pesar de la falta de contexto, una noticia bastante fuerte para el ambiente escolar.

Después de escucharlos, Katty estaba muy roja por la risa y lentamente calmó los malentendidos. Empezó por los estudios, porque ella también sabía, al igual que María, que yo quería mejorar mi rendimiento académico para los exámenes de admisión de la universidad y, sin ser necesario, les explicó que comenzaría clases en un academia el siguiente sábado. Sonó bastante coherente para ellos. Lo siguiente fue explicarles que no pasó nada el fin de semana pasado. Ella lo narró de forma muy madura y tranquila, pero también con un poco de risa, debido a que aún no se había relajado por los rumores extraños: "No les voy a mentir (mientras nos miraba), el sábado tuvimos una pequeña reunión para verlos practicar a Luis y a los demás, pues quieren tocar como grupo al final del segundos bimestre. (Ernesto y Laura se notaban más atentos e interesados) Entonces, en simple, tocaron muy bien y todos nos divertimos. Sin embargo, Fernando y Ramiro armaron alborto, porque habían traído ron, vino y gaseosas." - Me dio un poco de risa, porque Laura interrumpió con una ligera indignación: "¿Y por qué no nos invitaron, pudimos llamar al resto de la promo para que vengan a escucharlos?" - Necesitaba una excusa y les dije Crístofer, Nicolás y yo que aún teníamos vergüenza de presentarnos frente a los demás. 

Por suerte, fueron comprensibles; no obstante, me dijeron que la próxima vez les avisara también para que se arme a lo grande. Francamente, tenía una extraña sensación de miedo cuando dijo eso, pero para liberarme de ese aprieto solo afirmé y mencioné les que avisaría cuando nos volvamos a reunir. Entendieron, se pusieron contentos y Katty continuó: "Todos se marearon bastante (por alguna razón, los dos la miraron con envidia), porque combinaron bastante ron y vino. En ese momento que estuve descansado en el sofá, logré ver a estos dos. Luis estaba llevando de la mano a Estefani por las escaleras. (Ernesto me felicitaba mientras me daba palmadas en la espalda) No pasaron ni cinco minutos, vi como subían dos amigas de Estefani y justo se cruzaron con Luis. Laura hizo el ruido de que se aguantó la risa y Ernesto en forma de chiste me dijo, mientras desordenaba mi cabello: "Compadre, tienes que aprender a controlarte, eres Flash" - Todos se rieron, incluida Katty. Por supuesto, les volví a repetir que no pasó nada y Katty dijo que quería llegar a ese punto, dado que esa hacía imposible los rumores. Continuó explicando: "Todo fue muy rápido, prácticamente subió y bajó. Yo creo que solamente subió para dejarle dormir a Estef en su cama, ya que sus amigas también la acompañaron (Laura hizo un ruidito de ternura). Además, Luis se durmió en el sofá a mi lado.".

Me sentí salvado por su explicación, ya que esa noche hubiera pasado lo que tenía que pasar si Estef no se quedaba dormida. En fin, entre risas y preguntas rápidas sobre los detalles de la reunión, terminamos el trabajo de ciencias, decidimos nuestras partes de exposición y nos despedimos. Cuando estaba arreglando la sala, me llegó un mensaje de Katty: "Mira de la que te he salvado" - Le agradecí rápidamente y descanse un poco antes de almorzar, pues mis papás iban a llegar en cualquier momento.

Cerca de las cinco de la tarde, estaba en camino a la casa de Estef. Mientras recordaba si tenía el libro correcto del año pasado, pensé en contarle que posiblemente se había controlado un poco el rumor sobre nosotros, pues Katty había realizado un narración de los hechos tan buena y persuasiva que hasta yo mismo pensé que la había llevado a mi cuarto para que pueda dormir con tranquilidad. Llegué a su casa tocando el timbre como siempre, pero no hubo respuesta inmediata. Pasaron casi tres minutos y desde lejos escuché la voz de Estef diciendo que ya iba. Abrió la puerta un poco alterada mientra se arreglaba el cabello, me saludó con una sonrisa y me jaló de la mano hacia adentro. Al cerrar la puerta, cuando iba hablar, se lanzó para besarme mientras me abrazaba por encima de los hombros. Me asusté un poco por si pasaban alguno de sus papás o Teresa; sin embargo, me dijo que Teresa había salido con una tía y sus papás aún no habían llegado del trabajo. En ese sentido, la abracé por la cintura con fuerza y continuamos por un buen rato más, ya que no habíamos estado juntos muchos días de la semana. Una vez que ambos estábamos satisfechos, nos fuimos a su habitación y mientras subíamos me contaba sobre los profesores de su año y las tareas. Por mi parte, le pregunté si estaban cocinando algo, pues olía algo que no conocía. Hizo un sonido afirmativo y dijo que era de su tía. Me la imaginé a ella cocinando y le pregunté si sabía cocinar, pero no me respondió y se sonrojó un poquito.

En su habitación, comenzamos a repasar en el escritorio y mientras le explicaba algunas fórmulas de matemática, por momentos me acariciaba la cara, se notaba que perdía la concertación. Pero en otros, cuando ella estaba realizando sus ejercicios, yo la perdía, pues también quería tocar su carita, su rodilla o rodearla con un brazo. Estuvimos estudiando bien por más de una hora y media, con esos pequeños toqueteos juguetones; sin embargo, llegó un momento en el que me emocioné mucho, al punto de la excitación, pues mientras le explicaba y la abrazaba, no pude contenerme más y la levanté para que se sentara en mi piernas. Debido a que su pantalón era un buzo gris, pude sentir, a través de mi regazo, cada parte de su trasero, incluso las líneas de su ropa interior. Cuando resolvía los problemas de física, ella movía las piernas casi como jugando, lo que generaba mucho movimiento en donde no debía. Segundos después, me miró para preguntarme si lo estaba haciendo bien, pero estaba algo distraído. Ella giró su cuerpo y mientras sujetaba mi cara para besarme dijo algo como: "Eres un maestro muy pervertido, no has dejado de tocarme ni de mirar abajo desde que estoy sobre tus piernas" - Nos besamos más intensamente que cuando llegué, puesto que ella frotaba su cuerpo contra el mío con cierta fuerza.

Debido a que podía sentir su cuerpo por completo, incluyendo mis manos en la zona baja, estaba algo tieso en los pantalones. Llegó un momento en el cual Estef estaba haciendo ruidos con su voz y como se movía bastante en mis piernas, estuve a punto de... estallar. Traté de controlarme, pero, cuando estaba recuperando la calma, sonó la puerta de su casa. Con un voz bastante fuerte, la tía anunció su llegada: "Ya llegué. Tefita~~, ¿dónde está mi bella sobrinita?" - El ruido nos asustó, pero quien tuvo más sorprendida fue Estef, debido a que perdió el equilibrio. Mientras ella caía hacia adelanta, sus pechos terminaron en mi cara y, para poder sostenerla y que no se lastime, la abracé con mi brazo izquierdo por la espalda y, de casualidad y a la vez no, con el otro brazo estaba abrazando sus nalgas. En ese momento de la caída, por toda la calentura que se había acumulado... explotaron mis pantalones. Mientras sentía como los espasmos me electrocutaba, Estef quería levantarse, pero la abracé más fuerte, porque mi cuerpo estaba bastante sensible, no quería sentir movimiento y le dije que esperara unos momentos. Pasaron entre de diez y veinte segundos de que todo había terminado y le dije que ganara tiempo saludando a su tía. Mientras tanto, pensaba que otra vez me había pasado, pero lo peor de todo es que ahora no estábamos solos.

Estef me llamó de lejos y me dijo que saludara a Teresa y a su tía Raquel que acaban de llegar. Al caminar hacia la puerta podía sentir como mi ropa interior era todo un desastre. Por eso, cuando me acercaba a la puerta, traté de disimular que estaba algo adolorido por la caída, en lugar de la incomodidad de los pantalones. Al salir por la puerta y desde la perspectiva de la habitación de Estef, traté de disimular y saludar a la tía Raquel. La señora preguntó con preocupación: "¿Hijito, está bien?, Tefita me dijo que te caíste, ¿fue muy fuerte?" - Le dije que no se preocupara y que solo necesitaba ir al baño a limpiarme los raspones. La señora le dijo a Estef que me alcanzara alcohol mientras me iba con cierta cautela. Al llegar, rápidamente aseguré la puerta, busqué papel y me bajé los pantalones. Eran un desastre y comencé a limpiar. Poco después toco la puerta Estef, quería entrar para ayudarme con los golpes, pero le insistí en que no se preocupara. Al colocarme alcohol en los raspones detrás de los codos, me dolió más de lo que pensé. Pero tuve una idea: con un poco de alcohol en el papel, tal vez pueda limpiar mejor mi ropa interior. Demoré un poco más lo pensado, porque Teresa tocó la puerta y me dijo que no demore mucho, dado que iban a invitar a comer.

Cuando salí, trataba de percatarme de no oler mal; por suerte, la comida olía más fuerte que mis pantalones. Mientras bajaba, me saludaron desde el primer piso sus papás, quienes acababan de llegar y, por la sorpresa, casi me cubría los pantalones con las manos. Bajé con cierta dificultad, conversamos muy cordiales y nos dirigimos a la cocina. La tía Raquel me invitó a sentarme y fui al asiento justo al lado de Estef. Mientras la señora servía, me encontré con una gran sorpresa: lasaña. La señora estaba totalmente contenta y satisfecha, dado que le había salido como quería. Absolutamente todos estaban elogiando tanto al plato como a la tía. Con mi mejor actuación dije lo mismo que los demás y tomé los cubiertos. Aun así, probé un bocado y una ligera arcada me hizo saltar. Miré a mis alrededores para ver si se habían percatado, por suerte nada, seguían conversando de universidades y salidas. Mi plan era comer poco a poco; primero la carne y luego la masa que sabía a fideo o tallarín. Cuando por fin pude comer con lentitud, comenzó una primera pregunta de la tía Raquel: " Luis, ¿verdad? (afirmé) Dime qué ocurrió, ¿Cómo te caíste?, sonó muy fuerte" - Miré discretamente a Estef y mencioné que ella me había pedido bajar un álbum de fotos que estaba muy alto en su librero, pero perdí el equilibrio y me caí de la silla. Además, me lastimé menos, pues Estef intentó atraparme y la lastimé un poco. La mirada de Teresa estaba dubitativa. No obstante, los adultos le dijeron a Estef que tenga sus cosas más cerca de ella, dado que también podía tener un accidente grave.

Es aquí cuando llegamos al inicio de la historia. La siguiente pregunta de la tía casi me mata, aunque no fuese directa para mí, la sentí como un disparo indirecto: "¿Tefy, qué te pasó en el cuello, está un poco golpeado?" - Sentí que todos tuvieron un pequeño silencio de sospechas, pues ya todos sabían qué era. En mi cabeza solo pensaba: "Oh no, ellos ya se dieron cuenta. Que estúpido soy, debí controlarme un poco. Por qué no nos dimos cuenta" - Me ardía la cara de vergüenza y cada vez más me incomodaban los pantalones, pero ella le respondió rápidamente de que no se preocuparan. Ella ya sabía que tenía ese golpe en el cuello, porque se lo había hecho yo con el álbum de fotos mientras caía. No creía que se iba a inflamar tan rápido. Otra vez, todos estaban aconsejándole tener más cuidado; a pesar de ello, Teresa me miraba con incredulidad y se leía claramente: "Sí claro, por supuesto que fue la caída, tú no tienes nada que ver" - Bueno, la cena terminó. Ni bien ni mal, porque sufrí en terminar. La tía Raquel parece que notó mi sufrimiento, pero se alegró de que terminara todo. A parte de eso, mi temor sobre los rumores y de que el papá de Estef los escuchara o me dijera algo, nunca llegó y es mi alivio por ahora. Solo conversamos del colegio: tareas, evaluaciones, etc.

Me despedí de todos y cuando estaba en la puerta de entrada Estef me susurró al oído: "Ahora sé que no te gusta la lasaña, para la próxima avísame y no te atores" - Se carcajeó y, mientras me alistaba, le decía cuáles eran las comidas que no me gustaban: pizza, tallarines o fideos, lasaña, etc. todo lo relacionado a pastas. Con una sonrisa se despidió, me dio un abrazo sin que su familia nos vea y me fui a mi casa como un vaquero, pues la ropa interior se había endurado un poco y raspaba.

11 jul 2025

Tareas con cariño y un rumor

27 de Abril de 2007, Viernes

Fue una semana un poco movida, dado que, igual que el año pasado, acepté realizar tareas extras en algunos horarios de los recreos por recomendación de María. Por su puesto, esta vez les dije a los profesores encargados que no todos los días iba a realizarlas, dado que no todas las materias me atraían. De la misma manera, a pesar de haberle dicho a Estef sobre las tareas, estuvo un poco inquieta. ¿Cómo así? Pues... Al principio estuvo tranquila y entendió que quería reforzar ciertas materias para los futuros exámenes de admisión. Sin embargo, esa paz solo duró el lunes y martes; luego, el miércoles, antes de que todos pudieran salir del aula y nos quedáramos los que debíamos, ella fue a verme con sus amigas. Todos las estaban mirando, ya que rodearon mi mesa de una manera peculiar. Camila apoyaba sus codos en mi mesa mientras miraba mis tareas; Estef se sentó un pequeño espacio de mi silla; Akira apoyó sus brazos sobre mí, prácticamente echada en mi espalda, mirando mis tareas; Irene se sentó en la silla de adelante con un cruce de piernas un poco... wow, mientras veía mi mesa. No sé hasta qué punto puedo decir que estuve aliviado, puesto que Nadia acompañó a Samanta al salón de arte con la profesora y no estaban.

Al principio no me había percatado de nada, ya que me reía con ellas. Pero noté ciertas risas y susurros extraños por parte de mis compañeros cuando me iba a recoger las tareas extra del pupitre del profesor. Pensé que tal vez sabían lo que Teresa me había contado la semana pasada, que habían escuchado rumores sobre ellas o, peor aún, que alguien había mencionado algo sobre la último reunión. De un momento a otro miré donde estaban todas y vi las poses que describí. Por mi cabeza solo habían preguntas: "¿Qué cara debo poner? ¿Qué les digo a las chicas? ¿Qué estarán pensando los demás?" - No obstante, eliminé toda idea de mi cabeza y traté de generar conversación graciosa, ya que se notaba que ellas habían ido a charlar y a molestar un momento. Sin embargo, Estef estaba un poco más cariñosa de lo normal, dado que no estuvimos juntos un par de días en los recreos y solo hablábamos por teléfono. Por este motivo, quienes aún estaban en el aula se reían y me decían cosas a lo lejos. A pesar de ello, me sorprendió cómo Camila y, con menos intensidad, Irene, les respondieron los comentarios sarcásticos y los avergonzaban. Por ejemplo, mis compañeros decían con voz de payaso: "Por favor, la pareja calenturienta, despejar el salón de clases" - Las chicas les respondían como si fueran policías: "Por favor, los cómicos solitarios retírense sin opinar, tss, cambio". 

En fin, los comentarios y respuestas fueron muy graciosos por ambas partes. Las chicas me dijeron que les encantaba responderles a las personas cuando molestan a Estef, puesto que antes la molestaban los chicos de su clase como una forma de acercarse y coquetear con ella. Pero ya no lo hacen tan a menudo como antes, porque estoy con ella y parece que en su año hay un rumor sobre mí, el cual no me quisieron contar. A pesar de ello, por lo que me han dicho, el único que aún la molesta es su "ex": Marlon. Aún me da un poco de risa esto, pues mi cerebro cuando escucha "ex" da un pequeño salto, como si me electrocutaran. Obviamente, las chicas lo notaron y me preguntaron si estaba celoso, mientras se reían y miraban a Estef. Aunque lo niegue, mi reacción y mi tono de voz no sonaban muy convincente para ellas. Con esa idea en sus cabezas me molestaron por un rato y Estef me decía que era mentira, pues ya no la molestaba. Después de un rato, las amenazó con dejar de hablarles y sus amigas se reían de su reacción, mientras la abrazaban y decían que era muy linda. Segundos después, llegó el profesor de matemáticas y les pidió que salieran, debido a que sabe que eran de un año menor. 

Mientras las demás se despedían y se iban del aula, Estef esperó que las demás se fuera para quedarse última y pedirme un abrazo, pues me dijo que habíamos pasado dos días sin contacto. Estaba con los brazos extendidos, las muñas sueltas esperando su abrazo y una carita coqueta que buscaba la manera de atraerme. Sin embargo, vi cómo el profesor se contenía la risa y algunos compañeros habían girado su cabeza para mirarnos y reírse. En esos momentos estaba muy rojo, me levanté de mi asiento y la llevé de la mano fuera del aula, cerca a la puerta del aula contigua. Cuando ya nadie de adentro podía vernos, le dije: "¿Estef, qué pasó? Eso fue muy vergonzoso." - Me respondió muy decidida: "No me importa, igual todos ya saben que estamos juntos" - Le corté: "Sabes muy bien que ese no es el punto. No podemos hacer esas muestras de afecto frente a los profesores. Es parte de nuestra nota de conducta y necesito estar bien en todas..." - Me detuvo para decir con la voz suficientemente baja para que no oyeran en mi salón: "Ya, ya, está bien. Dame mi abrazo" - Parecía una niña caprichosa, pero me dio risa y la abracé. Dejó caer su peso en mi pecho y comenzó a frotas su cara contra él. Le pregunté qué hacía y me dijo que hace días no estábamos juntos.

Cuando ya la estaba soltando, me miró con el mentón desde mi pecho y me pregunto con voz bajita: "¿Y mi beso?" - La vergüenza se apoderó de mí, porque, en ese preciso momento, noté que una profesora salía del aula contigua y parece que escuchó. Traté de disimular, me reí y le dije: "Ya nos vemos más tarde en atletismo" - La besé en la mejilla y me despedí. Ella también se despidió, pero un poquito asustada por que pensó que la profesora la había escuchado. Mientras entraba a mi salón, la profesora volteaba de vez en cuando para vernos. Supongo que sabía que Estef era hija de un profesor. En fin, mientras me sentaba, el profesor con un tono de ironía, indignación y risa me preguntó si podíamos continuar mientras los demás del salón se reían. Le pedí disculpas y con una sonrisa comprensiva mencionó que tuviéramos cuidado, pues hay profesores que se son muy estrictos con el comportamiento cariñoso. Le di la razón, me volví a disculpar y avanzamos todo el material que había traído para ese día, el cual no fue poco.

Terminado el día escolar, nos preparábamos para las clases extracurriculares de atletismo y me dirigía al campo. A medio camino se me acercaron Crístofer y Rosalina y los saludé, pero se veían algo preocupados. Crístofer me dijo un poco nervioso y dubitativo: "¿Por casualidad has escuchado algo raro por ahí? (Le dije que no y pregunté a qué se refería) Ah, mira, no es que sea un rumor muy extendido, es algo fuerte, pero no suena tanto" - Le dije que no me diera vueltas y le pedí que me diga cuál es el rumor. Segundos después, pasaron con una ligera preocupación en el rostro Camila y Samanta. Me miraron y Samanta se sorprendió, casi como un susto. Luego de saludarlas, Crístofer continuó: "Pues, como te decía, el rumor dice que Estefani y tú, tuvieron... ya sabes (e hizo una seña rara con las manos)" - En ese momento, Camila lo detuvo y preguntó en dónde o de quién lo había escuchado. Le respondió que comenzó a sonar en las últimas horas de clase, después del segundo recreo, por lo menos, en nuestras aulas. Ellas se veían un poco tristes, pero sobre todo culpables y comentaron que aún no sonaba en los salones de su año, solo en los nuestros. En ese momento no me había percatado de nada y les mencioné a Crístofer y Rosalina que no sabía nada, dado que no podía salir en los recesos por las tareas extras de los profesores.

Parece que no aguantaba la culpa, pues con cara de susto y muy tímida Samanta mencionó lentamente: "Perdóname, fue mi culpa. No fue mi intención, fue un accidente" - Antes de que los demás pudiéramos reaccionar o decir algo Camila salió en su defensa: "Es verdad chicos, fue un accidente. Nosotras no estábamos..." - Rosalina le interrumpió y le preguntó cómo había pasado, ya que, si ese rumor llega a los oídos de algún profesor o papá, todo podría salirse de control. Camila continuó: "Ya lo sé, el papá de Tefy podría pensar mal de nuestra salidas y reuniones. (le pedimos que nos contaran cómo sucedió) Está bien, en el segundo recreo estuvimos en el pasadizo que conecta el lugar donde se besan las parejas; por eso pensamos que poca gente pasaría, ya saben que es un lugar por donde pasa poca gente. Ahí estuvimos molestando a Tefy por que se fueron juntos, mareados y de la mano a tu habitación (refiriéndose a mí). Entonces, no nos dimos cuenta y, cuando Samanta estaba bromeando sobre lo cariñosos que se habían puesto y sobre los condones que tenías en tu habitación, pasó una pareja de su año... Pensamos que no nos habían escuchado, pero parece que hablaron, sin saber que era una broma entre nosotras." - Me alarmé muchísimo, pues mis papás, profesores, amigos, compañeros del salón podrían pensar que crucé la línea antes de terminar el colegio, y sin haberlo hecho.

Cuando terminó de contarnos todo, Estef e Irene venían conversando y riéndose, nos saludaron y preguntaron por qué nuestras caras de sustos. Crístofer y Camila les explicaron lo sucedido y también se quedaron pensativas. Sin embargo, Estef, casi sin preocuparse y con voz comprensiva, dijo: "Pero al final no hicimos nada, ese rumor es falso, tranquila." - Samanta comenzó a llorar y Estef la abrazó para consolarla repitiéndole varias veces que sabía que fue un accidente y que no lo había hecho con mala intención. Rosalina y todas las amigas de Estef también la reconfortaron. Después, se calmó un poco y las chicas se fueron al baño, Estef, a la distancia, me decía que nos veríamos al rato en la pista. Mientras tanto, me fui al campo con Crístofer y Rosalina, ya estábamos un poco más relajados, pues fue una casualidad y no lo habían inventado terceros con malicia. Sin embargo, en el trayecto, Rosalina me dijo con burlona y juguetona: "Lucho, eres todo un pillo. No sabíamos que ese día te la llevaste a tu habitación... Dinos la verdad, ¿lo hicieron? No los voy a juzgar (Crístofer respaldó diciendo lo mismo)" - Avergonzado les dije que no y me pidieron que no les mintiera. Aunque les repitiera varias veces que no lo hice, me insistieron cada segundo con lo mismo. Incluso me preguntaron por qué no lo hice o si me había acobardado. Dada la insistencia, quedé exhausto y les conté que se había quedado dormida y no la quería despertar. Contarles eso, generó que se rieran de mí y pensaron que realmente me había acobardado. Estaba muy avergonzado, ya no quería hablar más y aceleré el paso para llegar con los profesores.

En medio del entrenamiento, pensé en el comportamiento de Rosalina y me recordó bastante a Crístofer. Lo estimo bastante, pues lo conozco desde los nueve años, pero ahora también está la versión femenina, espero que no me dé un derrame cuando ambos se pongan insoportables.

En fin, Camila, Estef y Samanta llegaron a los pocos minutos de iniciar el entrenamiento y todo fue normal. Yo sufría y para ellas era miércoles. Cuando tocaba pequeños descansos, Estef se trataba de sentar muy pegada a mi lado y algunos compañeros de mi año nos miraban de reojo con cierta suspicacia. No estoy seguro si a ella no le importaba o no se percató, pero me daba tranquilidad de que no se estresara por rumores. Ya acabo el entrenamiento, y antes de subir al bus escolar con sus amigas, me preguntó por su beso. Me reí, se lo di por un buen rato, hasta que llegaron sus amigas y nos fuimos. Ya cerca de su casa, ella me preguntó si el sábado quería ir a su casa a repasar para sus pruebas, le dije que no había ningún problema y nos despedimos... Ahora, espero que este rumor no se salga de control, porque ayer y hoy no hubo cambio alguno en el ambiente, todo se ve y se siente muy tranquilo, solo cuchichean y se ríen o están atentos cuando estoy muy cerca de Estef. Quiero imaginar que solo están observándonos, dado que siempre tuve reputación de ser muy tranquilo y no romper las reglas; claro, obviando el hecho de que me gusta ir a la azotea y es algo prohibido.