Hoy ocurrió algo muy raro y aterrador, aunque para algunos sería perder una buena oportunidad.
Soñé que estábamos, Gina y yo, solos en el colegio. Gina, muy sonrojada, me llevó a un vestidor de la piscina y me dijo:
- ¿Te parece si ya lo hacemos?
Se puso su traje de baño y, mientras se ponía en poses diciendo si le gustaba lo que veía, se acercaba a mí para que la pudiera tocar. Estaba muy avergonzado y sonrojado, y aunque la miraba como pervertido, le dije:
- Gina, no, aún no podemos. Solo tenemos catorce... Tal vez, si esperamos un poco más.
Se acercó a mí, mirándome a los ojos, me cogió las manos y las puso en sus pechos. Grité y luego creo que desperté.
Luego, en mi cama me quedé pensando si la Gina de mi sueño era igual a la que tanto quiero. Obviamente, no se parecían en nada. Me quedé pensando en lo sugestivo que habían sido las poses y en la suavidad de su pecho.
Bueno, según yo, ya despierto, fui al colegio y por alguna razón quería besar a Gina. Lo hice, sin ningún problema. Pero se separó bruscamente de mí y me dijo, mientras se acercó a Ricky:
- Estás loco, ¿por qué hiciste esto? Tú sabes que estoy con Ricky.
Cuando dijo eso, me quedé muy molesto, cogí a Ricky de su camisa y le dije:
- ¿Qué le has hecho a Gina, porque actúa de esa manera?
Después, ella me golpeó en el estomagó y me cacheteó diciendo:
- No vuelvas a tocar a mi novio. No me hagas repetirlo.
No supe lo que estaba pasando, me quedé muy molesto y le fui a preguntar a Estéfani si esto era obra suya, literalmente. Cuando la encontré, estaba caminando con Mike y le pregunté con voz muy fuerte lo que estaba pasando. Mike me respondió con una intensidad similar, mientras me alejaba con su mano:
- ¡No le grites así a mi novia! No sé que tienes, pero esa no es manera de comportarse.
Estéfani más calmada me dijo que no había hecho nada; es más, le asustaba mi forma de actuar. Frustrado y confundido, me fui a sentarme en la azotea para pensar en lo que había pasado; por ejemplo:
- ¿Gina y Ricky?, ¿Estéfani y Mike?
Después, cuando estaba pensando, Teresa entró en la azotea, muy triste con la mirada baja, se sentó a mi lado y me dijo:
- También estoy sorprendida con todo lo que ha pasado. Parece que somos los únicos que quedamos cuerdos. ¿No crees que nos necesitamos el uno al otro?
Se quedó en silencio pensado y luego me dijo sonriendo:
- Qué te parece si nos besamos para sentirnos mejor; sé que te gustaba antes, no me lo puedes negar.
Se rio después de eso. Solo la miré y, mientras acercaba mi cara contra la suya, le dije:
- Gracias Teresa...
Continuara...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario