14 sept 2008

Por favor... Parte 2

2 de Octubre de 2005 Domingo

Me puse a pensar que mi actitud a veces pareciese que soy algo infiel, pero realmente no tengo esa intención. Voy a esforzarme un poco más por Gina. Luego, le dije al señor y a Estéfani:
- Qué le parece si Estéfani vuelve al colegio, pero con una condición. Gina va a ser quién le informe a usted, si Estéfani se comporta mal o algo así.

Estéfani se veía incómoda; sin embargo, pensaron un momento, desde su asiento, cada uno por separado, se miraron y dijeron que sí, parecía una idea interesante. El papá de Estéfani me dijo que miércoles volvía al colegio, pues los directores de ambos colegios son sus amigos y ambos tienen un régimen muy similar en la enseñanza. Por ello, no habría problema en que se retrasara con calificaciones o materias que debió aprender en el mes que no estuvo.

Estéfani estaba muy feliz y se despidió de lejos. Se veía muy linda, me quede con una cara de pervertido y con la mano levantado despidiéndome. El papá de Estéfani, me miró riéndose y me preguntó si todo estaba bien. Le dije que sí un poco nervioso, pues vio cómo me quedé atontado. Solo me dijo que éramos unos niños raros y siguió riéndose. Al rato, me despedí más tranquilo del señor. Él, por su parte, se despidió de una manera muy efusiva y suelta de huesos como si me conociera desde hace mucho tiempo o como si fuera su propio hijo, eso sentí.

Al final, en todo el recorrido hasta mi casa, pensé en Gina, pues la iba llamar para contarle lo ocurrido. Sin embargo, mientras regresaba, la vi salir de una tienda, pues estaba comprado ingredientes. Me vio de lejos, me saludó con una bonita sonrisa y tomé las bolsas de compras. Con duda e interés, me preguntó cómo me fue con el papá de Estéfani. Le dije que lo había logrado convencer; pero había un condición. Le conté en resumen todo y me entendió muy rápido. Cuando llegamos hasta la puerta de su casa, dijo que era algo raro todo lo ocurrido. Le dijo que sí, pero ya estaba hecho. Antes de abrir la puerta de su casa, me dijo que ya tenía a su futuro abogado para que la defienda de todo. Nos reímos y me besó por un buen rato. Creí que me iba a decir algo más pero solo dijo hasta mañana y entró con una sonrisa de oreja a oreja.
 
Me parece que la conversación por teléfono de esta mañana, le subió muchísimo el animo. La vi tan feliz, segura de lo que decía y no le incomodaba la idea rara que se me había ocurrido... Todo va viento en popa.

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